Cómo protegerse del acoso laboral o mobbing

El mobbing, intimidación en el trabajo, hostigamiento laboral o acoso laboral es un tipo de abuso o maltrato que ha experimentado un auge preocupante en las últimas décadas. Heinz Leymann (1932-1999), destacado académico sueco, pionero en la investigación sobre el acoso laboral y uno de los principales expertos en el campo del mobbing, lo definió como «La situación en la que una persona ejerce una violencia psicológica extrema, de forma sistemática y recurrente y durante un tiempo prolongado sobre otra persona o personas en el lugar de trabajo, con la finalidad de destruir las redes de comunicación de la víctima o víctimas, hundir su reputación, perturbar el ejercicio de sus labores y lograr que finalmente esa persona o personas acaben abandonando el lugar de trabajo».
La alta frecuencia, intensidad y duración de este comportamiento hostil, humillante, degradante (y, en algunos casos, violento y agresivo) causa un profundo sufrimiento psicológico en la víctima, que puede llegar a padecer trastornos como ansiedad, depresión, estrés postraumático y tendencias suicidas, entre otros, a los que se suman consecuencias negativas en su vida profesional, social y familiar.
Tipos de mobbing o acoso laboral
Según la posición jerárquica:
- Mobbing descendente o bossing. La víctima se encuentra jerárquicamente por debajo del acosador (responsable, gerente, jefe, director, etc.).
- Mobbing horizontal. La víctima y el acosador/es se encuentran en el mismo escalón jerárquico; es decir, son compañeros de trabajo o colegas.
- Mobbing ascendente. La víctima es un superior jerárquico del acosador o acosadores.
Según el objetivo:
- Mobbing estratégico. El acosador busca eliminar a la víctima o desgastarla, para obtener un beneficio; por ejemplo, minar su autoestima y prestigio frente a sus compañeros y superiores, para que no sea un competidor potencial ante un ascenso.
- Mobbing de dirección o gestión. El acosador o acosadores, superiores jerárquicos de la víctima, la someten a condiciones laborales negativas (tareas inferiores, ausencia de tareas, cambios de horarios, traslado a otro despacho) para forzarla a que rescinda su contrato voluntariamente y no tener que pagarle la indemnización correspondiente por despido. En algunos casos, este tipo de mobbing se solapa con el estratégico (por ejemplo, un jefe que teme que su subordinado le haga sombra a nivel profesional).
- Mobbing disciplinario. El acosador o acosadores pretenden disciplinar a la víctima o castigarla por algo que hizo (denunciar un comportamiento poco ético o delictivo de la empresa, acogerse a los días por asuntos propios) o no hizo (negarse a hacer horas extras sin remuneración,) y advertir al resto de los trabajadores sobre las consecuencias de la «insubordinación».
- Mobbing perverso. El acosador no tiene un motivo laboral; su conducta abusadora y maltratadora es fruto de su carácter maquiavélico, narcisista, egocéntrico y, en algunos casos, sádico (al disfrutar causándole dolor), y tiene como objetivo la manipulación y el control; este tipo de maltratador no duda en ejercer otros tipos de abuso emocional como la luz de gas o gaslighting El mobbing perverso también puede estar motivado por la envidia y los celos hacia la víctima (de hecho, es uno de los motivos más comunes del mobbing), en cuyo caso, el agresor suele tener un fuerte complejo de inferioridad, que intenta enmascarar aplastando al que considera una amenaza.
- Mobbing discriminatorio. Al igual que en el mobbing perverso, la motivación del acosador o acosadores no es laboral, sino que está basada en prejuicios discriminatorios por la edad, género, raza, discapacidad, características físicas, nacionalidad, identidad sexual o creencias religiosas o ideológicas de la víctima.
Conductas y comportamientos indicativos de mobbing o acoso laboral
Tras analizar cientos de casos, Leymann identificó conductas hostiles en el entorno laboral, que podían causar graves daños psicológicos y emocionales si eran frecuentes y se mantenían en el tiempo, y las dividió en cinco categorías, atendiendo a sus efectos sobre la víctima:
- Comunicación. No recibe toda la información que debería tener o no se le permite opinar; por ejemplo: no escuchan sus propuestas, le hablan con hostilidad, le critican, le infravaloran, no le informan sobre temas importantes de su trabajo (reuniones, horarios, informes, etc.).
- Contactos sociales. La aíslan de sus compañeros o del entorno laboral; por ejemplo: la ignoran, no la incluyen en actividades sociales entre compañeros, la destinan a un despacho separado del resto.
- Reputación personal. Inventan rumores sobre su salud mental. Se burlan o la critican por su físico, gestos, forma de vestir, creencias, etc.
- Capacidad profesional y laboral. No se valora su trabajo o cambian las condiciones de este (no le asignan ninguna tarea o las asignadas son excesivas, monótonas, humillantes, contradictorias, etc.).
- Salud física de las víctimas. Le asignan tareas peligrosas o de alto riesgo, destrozan sus pertenencias, le amenazan o atacan físicamente (incluyendo acoso o agresión sexual), etc.
Consecuencias del mobbing o acoso laboral
El mobbing o acoso laboral puede afectar a la víctima en todos los aspectos de su vida y causarle profundos daños psicológicos, emocionales y psicosomáticos:
- A nivel social: estigmatización, inadaptación, desempleo voluntario, desconfianza, evitación, aislamiento, pérdida de recursos de afrontamiento.
- A nivel psicológico y emocional: confusión, culpa, frustración, sensación de fracaso, desesperación, impotencia, rabia, desmotivación, soledad, tristeza, apatía, ansiedad y baja autoestima.
- A nivel psiquiátrico: estrés, ansiedad, ataques de pánico, compulsiones, hiperactividad, depresión, tendencias suicidas, trastornos alimentarios (bulimia, anorexia).
- A nivel psicosomático: un amplio abanico de trastornos de salud derivados del estrés y la ansiedad, como cefaleas, dolor crónico, alteraciones del sistema inmunológico, fatiga crónica, insomnio, trastornos digestivos, dermatológicos, respiratorios y cardíacos.
Cómo protegerte del mobing o acoso laboral
Identifica y aborda el problema
El mobbing o acoso laboral no surge de la noche a la mañana; según Leymann, suele seguir cuatro fases: conflicto, estigmatización, intervención desde la empresa y marginación o exclusión de la vida laboral.
En la primera fase, aparece un conflicto (roce, malentendido, diferencias, comportamiento específico) que, de no resolverse, da lugar a la fase de estigmatización, en la que el acosador o acosadores llevan a cabo comportamientos denigrantes, humillantes y perversos contra la víctima, que incluyen desprestigiarla frente a los demás compañeros y superiores, para quitarle autoridad y mostrarla como el foco del problema, en vez de como la acosada.
Si esta no se protege y aclara la situación, en la siguiente fase (de intervención de la empresa), le será más complicado hacer valer su opinión y demostrar que está sufriendo mobbing, ya que debido a la campaña de desprestigio previa, todos consideran que ella es la conflictiva. Esta situación insostenible puede acabar con la expulsión del lugar de trabajo de la víctima o con su abandono voluntario, con todo lo que eso implica a nivel económico, familiar y personal.
En cuanto adviertas que hay un conflicto (roces, malentendidos, diferencias de opinión, etc.), intenta solucionarlo desde la asertividad, mantente firme en tus valores y principios y no consientas faltas de respeto.
Si ya has empezado a sufrir comportamientos denigrantes o humillantes, no los permitas ni caigas en el juego del acosador; mantén la calma y la profesionalidad, establece límites, párale los pies, habla con tus compañeros y con tus superiores y, si lo ves necesario, con recursos humanos y delegados sindicales.
No lo dejes pasar «porque ya se solucionará», no lo hará; el acosador seguirá su estrategia, buscará aliados, predispondrá a tus jefes contra ti, te aislará y minará tu autoestima, haciéndote sentir que tú eres la culpable. De hecho, los acosadores inician e intensifican el mobbing cuando la víctima no responde a las primeras señales de acoso y buscan aliados para aislarla, ya que es más sencillo abusar de una persona vulnerable, que no tenga apoyos externos. Además, con el tiempo, será más probable que el resto de compañeros se sume al acoso, debido a las dinámicas de poder.
Documenta el acoso
El mobbing o acoso laboral no solo es un comportamiento abusivo de maltrato psicológico y emocional, también es un delito tipificado en el Código Penal español (art. 173.1) y una violación de los derechos del trabajador, regulada en otras leyes como el Estatuto de los Trabajadores, la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y la Ley integral para la igualdad de trato y no discriminación.
Además, la jurisprudencia ha reconocido el mobbing como una causa válida para la rescisión del contrato por voluntad del trabajador y para la indemnización por daños morales y psíquicos.
Para poder probarlo, es imprescindible que lo documentes con correos electrónicos, whatsapp, testigos, conversaciones (es legal grabar las conversaciones en las que participas, aunque no lo sepa la otra persona, siempre que se cumplan una serie de requisitos, como no haberla forzado y que la conversación sea en el entorno laboral). También es muy buen método comunicarte con tu acosador por escrito; por ejemplo: ¿te obliga a hacer trabajos peligrosos, inferiores a tu cualificación?, mándale un correo hablándole del tema, para que quede constancia de que efectivamente te ha mandado ese trabajo.
Un informe pericial psicológico es otra de las pruebas determinantes, ya que recopila las consecuencias psicológicas que te ha causado el mobbing (ansiedad, estrés, depresión, etc.); solicita uno para que te sirva como prueba.
Busca apoyo
Si no estás segura de si sus comportamientos son dañinos, habla con amigos y familiares, te darán una visión objetiva. Contacta con asociaciones o fundaciones contra el acoso laboral (como FUNACO), para que te informen y orienten, y con un abogado, para que te asesore sobre tus derechos, opciones y posibles acciones legales.
Por último, no dudes en acudir a un profesional de la salud mental. Como hemos visto, el mobbing puede causar profundas heridas físicas, psíquicas y emocionales (que incluyen estrés postraumático, depresión y conductas suicidas); un terapeuta te dará las herramientas necesarias para protegerte del acoso y sanarte. Ánimo, no estás sola.

Gema Bocardo. Licenciada en Derecho, escritora y redactora. Apasionada de la criminología, la psicología y la sociología, ahonda en sus artículos sobre la importancia de conocerse a uno mismo y a los otros, y desarrollar habilidades efectivas de crecimiento personal, comunicación y relaciones.