¿Por qué las mujeres sufren más estreñimiento que los hombres?

Salud femenina | | Gema Bocardo

Las estadísticas indican que los casos de estreñimiento femenino duplican (y en algunos supuestos, triplican) los de estreñimiento en hombres. ¿Por qué las mujeres somos más propensas a sufrir este trastorno? ¿Cuáles son sus síntomas? ¿Qué podemos hacer para prevenirlo?

Concepto y síntomas del estreñimiento

El estreñimiento es un trastorno caracterizado por defecar heces secas y duras menos de tres veces por semana (se considera que lo normal es hacerlo entre 3 y 21 veces), dificultad o grandes esfuerzos al hacerlo, sensación de no haber evacuado totalmente y molestias que, en el caso de las mujeres, incluyen síntomas como dolor abdominal y cólicos, hinchazón y distensión del abdomen, gases, retortijones, sangrado, hemorroides, falta de apetito, insomnio y cansancio. 

Cuando el estreñimiento es causado por factores hormonales (en especial, durante el ciclo menstrual, embarazo y menopausia), a estos síntomas se suman alteraciones en la frecuencia de las deposiciones y cambios en la consistencia de las heces.

Causas del estreñimiento femenino

Cambios hormonales

Las hormonas femeninas (en concreto, el estrógeno y la progesterona) y la hormona del estrés o cortisol desempeñan un importante papel en la motilidad intestinal (es decir, en el funcionamiento del motor digestivo) y pueden influir en la aparición del estreñimiento:

  • Estrógenos. Los estrógenos (hormonas femeninas por excelencia) son responsables del desarrollo de los órganos sexuales femeninos, la aparición de los caracteres sexuales secundarios, la regulación del ciclo menstrual, los niveles de libido y el estado anímico (debido a su relación con los neurotransmisores de la felicidad). Estas hormonas también contribuyen a mantener el tono muscular del tracto digestivo, por lo que la disminución de sus niveles (durante el embarazo o la menopausia)puede contribuir a la debilidad del tono muscular del intestino y del suelo pélvico, dificultando la defecación. Las fluctuaciones hormonales que experimentamos durante el ciclo menstrual también pueden causar estreñimiento; en concreto, se ha observado que pocos días antes de la menstruación, los estrógenos relajan los músculos del colon, por lo que el intestino tiene menos fuerza para evacuar las heces y aumentan las posibilidades de sufrir estreñimiento.
  • Progesterona. Esta hormona sexual femenina, que, al igual que los estrógenos, es producida principalmente por los ovarios (y la placenta durante el embarazo), no solo está íntimamente involucrada en el ciclo menstrual, la embriogénesis y el embarazo, también en la evacuación de las heces. Los niveles altos de progesterona relajan los músculos lisos del intestino y aumentan su absorción de agua, lo que se traduce en una ralentización del tránsito intestinal y heces más duras; mientras que los niveles bajos disminuyen las contracciones peristáticas (es decir, los movimientos ondulatorios de los músculos del sistema digestivo), causando un tránsito intestinal lento y heces secas, duras y difíciles de evacuar.
  • Cortisol. El cortisol desempeña un papel determinante en la respuesta al estrés (por lo que se la conoce como «la hormona del estrés»), la regulación del metabolismo, el azúcar en la sangre, el sistema inmunológico y la presión arterial. Cuando sus niveles son altos, además de afectar a la salud mental (aumenta el riego de insomnio, irritabilidad, pérdidas de memoria, desconcentración, ansiedad y depresión), también afecta a la física, ya que favorece el aumento de peso (sobre todo en el abdomen), desequilibrios hormonales (en especial, en los niveles de estrógenos y progesterona) y trastornos digestivos (como indigestión, acidez, deshidratación, alteraciones en la microbiota intestinal, síndrome del colon irritable y estreñimiento). Aunque el cortisol no sea una hormona específicamente femenina, nos afecta más que a los hombres, debido a las diferencias hormonales y a que nuestro cerebro es más sensible a sus efectos.

Suelo pélvico

El suelo pélvico es un conjunto de músculos y tejidos conjuntivos con forma de puente colgante, ubicado en la parte inferior de otra estructura, la faja abdominal o core (núcleo); ambos trabajan coordinados en funciones tan relevantes como la estabilidad y equilibrio de la columna vertebral, la respiración, la digestión, la defecación y la micción, y el control de las contracciones involuntarias que se producen cuando, por ejemplo, tosemos o estornudamos. 

Debido a la diferencia anatómica entre el suelo pélvico femenino y el masculino, las mujeres somos más propensas a trastornos como la incontinencia urinaria o el estreñimiento, causados por disfunciones como la hipertonía pélvica o la hipotonía pélvica.

  • Hipotonía. Cuando el suelo pélvico está debilitado, pueden aparecer tanto incontinencia fecal (es decir, expulsión involuntaria de las heces), como dificultad para evacuar (por falta de la fuerza necesaria para una defecación completa), a las que se suman la posibilidad de sufrir el prolapso del recto, es decir, la caída del órgano hacia la vagina, cuyos síntomas incluyen la dificultad de defecar y el estreñimiento crónico.
  • Hipertonía. Cuando hay un exceso de tono y tensión muscular en el suelo pélvico o en el core o faja abdominal,aparecen trastornos en la micción y en la defecación, como el estreñimiento, la dificultad para defecar y el dolor durante la defecación o inmediatamente después.

A su vez, el estreñimiento crónico puede causar hipotonía del suelo pélvico debido al sobre-esfuerzo al evacuar y la presión adicional en los tejidos en la zona perineal durante la acumulación de las heces y durante la defecación. Además, el aumento de peso que soporta esta zona (por la acumulación de heces) puede provocar otros problemas graves como prolapso rectal (descenso del recto a través del ano) y rectocele (descenso del recto hacia la vagina). 

Colon

Las diferencias anatómicas entre el sistema digestivo masculino y femenino también pueden favorecer la aparición de estreñimiento. En concreto, el colon o intestino grueso (encargado de la formación y almacenamiento de las heces hasta el momento de su expulsión) de las mujeres es más largo y curvado que el de los hombres, por lo que algunos estudios aventuran que puede favorecer el estreñimiento,porque el tránsito de las heces es más lento y la mayor absorción de agua provoca que estas sean más secas y duras.

Embarazo

El estreñimiento es muy común durante el embarazo debido a un cúmulo de factores:

  • Hormonas. El aumento de los niveles de progesterona relaja los músculos del intestino y aumenta su capacidad de absorción de agua, provocando un tránsito intestinal más lento, heces más duras y difíciles de expulsar (que a su vez causan hemorroides) y gases.
  • Anatomía. A medida que el bebé crece, aumenta la presión del útero sobre el recto, dificultando el paso de las heces. 
  • Hábitos. Un mayor sedentarismo, el cambio en los hábitos alimenticios y el consumo de determinados suplementos (en concreto, el hierro) favorecen la ralentización del tránsito intestinal. 

Menopausia

El estreñimiento también es común durante la menopausia, debido a los siguientes factores:

  • Hormonales. Por un lado, la disminución de los niveles de estrógenos debilita el tono muscular del intestino y del suelo pélvico, dificultando la defecación. Por otro, la bajada de los niveles de progesterona puede reducir las contracciones del intestino, provocando que las heces permanezcan más tiempo en el colon, se resequen y endurezcan, siendo más difícil evacuarlas. 
  • Suelo pélvico y faja abdominal. La disminución de estrógenos puede provocar hipotonía o debilidad del suelo pélvico, dificultando la evacuación de las heces; por otro lado, años de ejercicio físico hiperpresivo o una higiene postural incorrecta pueden provocar hipertonía pélvica o exceso de tono en el suelo pélvico y faja abdominal.

Causas generales

A estos factores específicos de las mujeres se suman los que afectan a ambos sexos, como determinados hábitos (dieta incorrecta, ingesta insuficiente de líquidos, sedentarismo, cambios en la rutina para ir al baño, posición incorrecta a la hora de defecar, tabaquismo…), medicación (antihistamínicos, antidepresivos, antipsicóticos, antiácidos, diuréticos…), enfermedades(síndrome del intestino irritable, hipotiroidismo, diabetes, enfermedad celíaca, Parkinson…) y trastornos emocionales y psicológicos (estrés, ansiedad, depresión). 

Consejos para prevenir y reducir el estreñimiento

Cuida tu suelo pélvico

  • Ejercicios de Kegel. Los ejercicios de Kegel son la mejor herramienta para cuidar nuestro suelo pélvico, siempre que los realicemos de la manera adecuada y no estén contraindicados. Para asegurarte de que los estás haciendo bien, usa ejercitadores específicos basados en la biorretroalimentación, porque reconocerán el nivel de fuerza de tu musculatura y te guiarán para que realices una rutina de ejercicios con el ritmo y la duración adecuados a las características de tu suelo pélvico. 
  • Masaje perianal. Para reducir la hipertonía o rigidez del suelo pélvico, los especialistas recomiendan ejercicios de kegel inversos y los hipopresivos, dilatadores vaginales específicos para este trastorno, balas vibratorias o huevos vibratorios, vibradores de pequeño tamaño o estimuladores de clítoris, porque relajan la musculatura, flexibilizan los tejidos rígidos y mejoran la vascularización y sensibilidad de la zona pélvica. 
  • Core o faja abdominal. Para relajar esta estructura, realiza la respiración diafragmática y los ejercicios hipopresivos y de kegel inverso que te explicamos en este artículo.

Sigue hábitos saludables

  • Alimentación. Aumenta el consumo de alimentos ricos en fibra, que favorezcan el tránsito intestinal (frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos, semillas) y reduce el de los que lo ralentizan (granos refinados, carnes rojas, lácteos, alimentos procesados, fritos, grasos, ricos en grasas saturadas, grasas trans, sal y azúcar).
  • Hidratación. Bebe, al menos, dos litros de agua al día y bebidas calientes (ablandan las heces y facilitan su expulsión).
  • Hábitos vitales. Realiza ejercicio físico aeróbico (andar, nadar, pedalear, etc.), al menos, 30 minutos al día; deja el tabaco y reduce el consumo de alcohol.
  • Hábitos relacionados con la evacuación. No reprimas las ganas de ir al servicio, acostumbra a tu organismo a ir al baño a la misma hora todos los días y tómate tu tiempo hasta el vaciado completo.
  • Postura. La postura ideal para defecar es en cuclillas, con las rodillas más elevadas que las caderas, formando un ángulo de 45º y no de 90º (que se logra apoyando los pies en un taburete o banquito) y el torso inclinado hacia adelante.
  • Reduce el estrés. Aléjate de lo que te lo provoca, haz actividades que fomenten tu creatividad, te hagan feliz y te proporcionen equilibrio mental y emocional (pintar, escribir, yoga, taichí…), mantén el contacto con la naturaleza y recurre a la meditación y al control de la respiración en momentos en los que te sientas estresada. Si el estrés te supera, busca apoyo psicológico antes de que desemboque en trastornos graves como ansiedad o depresión. 

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