Trastornos digestivos más habituales en verano: tipos, síntomas, tratamiento y prevención

Salud femenina | | Brenda B. Lennox

En verano, aumentan los casos de trastornos digestivos como la diarrea, la gastroenteritis o las intoxicaciones alimentarias, debido a diversos factores como los cambios en los hábitos alimenticios y vitales, y el calor, que favorece la proliferación de virus, bacterias y parásitos. La mayoría de estos trastornos se curan pasados unos días, sin presentar más complicaciones; pero en algunos casos pueden agravarse provocando afecciones más graves, especialmente si los padecen personas con un sistema inmunitario debilitado, con una edad avanzada o son niños o embarazadas.

En este reportaje, veremos los trastornos digestivos más habituales en verano, su origen, forma de contagio y tratamiento, así como las pautas para prevenirlos, incluyendo medidas de conservación y preparación de los alimentos, para evitar trastornos graves como la Anisakiasis o la Salmonelosis.

Estreñimiento

El estreñimiento la afección en la que una persona solo defeca tres veces a la semana, con dificultad (y a veces con dolor), heces duras y/o secas, quedándose con la sensación de que no se ha vaciado del todo. Las causas del estreñimiento son variadas e incluyen el embarazo y la hipertonía del suelo pélvico, aunque en verano suele aparecer (sobre todo durante las vacaciones) por los cambios en las rutinas diarias, como no tener hora fija en las comidas, saltarse alguna de ellas, comer alimentos a los que no estamos acostumbradas o no tener una rutina estable para ir al baño. El estreñimiento transitorio es muy común cuando viajamos, ya que a muchas personas les cuesta ir al baño en sitios que no son su casa o aguantan más de lo debido para no perderse nada o porque no encuentran un sitio donde ir al servicio (sobre todo en los viajes organizados)

Otra de las causas del estreñimiento en verano es la deshidratación; como vimos en el reportaje sobre los trastornos de salud causados por el calor, las altas temperaturas provocan que el cuerpo pierda líquidos y sales minerales necesarios para su correcto funcionamiento, lo que sumado a un consumo insuficiente de líquidos, puede provocar deshidratación que afecta directamente al sistema digestivo, ya que necesita los líquidos para ablandar las heces y expulsarlas sin esfuerzo.

Diarrea

La diarrea es una afección cuyos síntomas son calambres y dolor en el abdomen (conocidos vulgarmente como retortijones), defecar heces muy blandas y líquidas tres o más veces al día y en algunos casos, no poder contenerlas, sufriendo incontinencia fecal (similar a la provocada por la debilidad del suelo pélvico). Este trastorno también es común cuando viajamos, por lo que es conocida como ‘la diarrea del viajero’, y suele ser causada por comer platos o recetas a los que no estamos acostumbrados (o frente a los que tenemos intolerancia alimentaria) y beber agua no embotellada.

Otras causas de la diarrea relacionadas con el verano son infecciones por parásitos, bacterias o virus presentes en los alimentos y en el agua. En este caso, además de la incontinencia fecal y los retortijones característicos de la diarrea, aparecen otros síntomas como escalofríos, fiebre y sangre en las heces.

Si la diarrea dura menos de 3 días, puedes tomar medicamentos de venta libre que te recomiende el farmacéutico; es necesario que bebas mucha agua y líquidos para evitar la deshidratación. Si dura más de 3 días (en el caso de los niños, más de 24 horas) o sufres alguno de los siguientes síntomas, ve al médico, porque puede ser una señal de que estás sufriendo un trastorno grave: signos de deshidratación (inquietud, irritabilidad, mareos, somnolencia, ojos hundidos, boca seca o pegajosa, mucha sed, piel seca, poca orina), dolor intenso en la tripa, fiebre, heces con sangre, pus o de color negro.

Digestiones pesadas

En verano, solemos permitirnos más caprichos como las comidas abundantes con alimentos fritos y grasos, los refrescos con gas, el exceso de azúcar y sustancias artificiales y bebidas alcohólicas. Esto, sumado a que cambiamos la rutina alimenticia y comemos a horas a las que no estamos acostumbrados (y, en algunos casos, masticando deprisa y con ansiedad), puede causar digestiones pesadas, acidez, hinchazón abdominal e indigestión.

Los síntomas habituales de la indigestión, que aparecen poco después de comer, son sentirse lleno rápidamente, molestias y ardor en la boca del estómago, hinchazón y náuseas. Aunque no es un trastorno preocupante y pasa con el transcurso de las horas, es conveniente acudir al médico si aparece alguno de los siguientes síntomas: las molestias duran unos cuantos días, te cuesta tragar, sufres un dolor abdominal intenso, vomitas sangre o tienes sangre en las heces.

La acidez estomacal, la angina de pecho y el ataque cardíaco pueden tener síntomas muy parecidos. Acude a Urgencias si sientes un dolor fuerte y persistente en el pecho o en los brazos (que puede extenderse hacia la espalda, el cuello y la mandíbula), opresión y falta de aire, acidez estomacal, dolor abdominal y náuseas, sudor frío, mareos repentinos, fatiga y sensación de muerte inminente.

Debes tener muy claro que no tienen por qué darse todos estos síntomas; en algunos casos, la acidez estomacal es un síntoma de alarma, especialmente si eres una persona que está en un grupo de riesgo (tienes antecedentes, la presión arterial alta, colesterol, sobrepeso y/o fumas. Tampoco es necesario que los síntomas sean continuados en el tiempo; un ataque cardiaco en desarrollo puede causar síntomas que desaparecen después de un rato. Insiste si no te hacen caso: los síntomas de un ataque al corazón de las mujeres suelen minimizarse porque difieren de los de los hombres.

Cómo prevenir los problemas digestivos

  • Alimentación. Sigue una dieta saludable con verduras, frutas y productos frescos de temporada, cereales integrales y legumbres que aporten la fibra que necesita tu organismo. En cuanto a la manera de prepararlos, es mejor frescos, cocidos, asados o hervidos (evita los fritos). Evita también los productos procesados, las grasas, los aperitivos (pipas, aceitunas, patatas fritas), los encurtidos y salazones y, en general, el consumo excesivo de sal; así como las comidas copiosas e hipercalóricas. Tomar probióticos como el Kéfir aumentará tus defensas, previniendo enfermedades infecciosas e inflamatorias, como diarreas, úlceras y alergias.
  • Hábitos alimenticios. Si comes deprisa, no solo someterás a tu estómago a más presión, además comerás más, ya que la sensación de saciedad se presenta a los 20 minutos de empezar a comer. Para evitar las digestiones pesadas, come pequeñas porciones despacio, saboreando los alimentos. Si una comida te ha resultado muy pesada o te ha sentado mal, toma infusiones de anís estrellado, menta poleo, jengibre, manzanilla, melisa o valeriana; aliviarán los síntomas. No abuses de medicamentos de venta libre para las digestiones pesadas ni para ayudarte a ir al servicio, algunos tienen contraindicaciones y otros pueden cronificar el problema.
  • Hidratación. Bebe mucha agua y líquidos sin esperar a tener sed (especialmente si tienes una edad avanzada y/o tomas una medicación crónica), como zumos, jugos de verduras y hortalizas y alguna bebida isotónica (sin azúcar). Reduce el consumo de refrescos (contienen mucha azúcar), alcohol (ya que deshidrata) y bebidas con gas (te hinchan la tripa).
  • Regularidad. Haz cinco comidas ligeras al día, siguiendo (en lo posible) un horario. También mantén una regularidad al ir al baño y no te aguantes las ganas, para evitar infecciones de orina y estreñimiento.

Anisakiasis

Qué es

La Anisakiasis es una parasitosis, es decir, una enfermedad infecciosa causada por un parásito; en concreto, por las larvas del Anisakis, que se encuentran en los peces marinos y cefalópodos (calamares y pulpo). La transmisión al ser humano se produce por consumir especies infectadas crudas o cocinadas de manera insuficiente.

Los síntomas de la Anisakiasis, que suelen aparecer dentro de las 48 horas después de haber ingerido el ejemplar parasitado, incluyen un dolor intenso en la boca del estómago, náuseas, vómitos y, en algunos casos, dolor abdominal inferior y signos de obstrucción que pueden confundirse con una apendicitis y con la enfermedad de Crohn. Esta parasitosis también puede provocar reacciones alérgicas cuyos síntomas oscilan entre urticarias leves (picazón e irritación en la piel) y graves, que pueden desembocar en una anafilaxia mortal.

Cómo prevenirla

Compra el pescado limpio y sin tripas, sobre todo si es de alguna de las especies con mayor riesgo de contener el parásito (sardina, bacalao, boquerón, arenque, salmón, abadejo, merluza, pescadilla, caballa, bonito, jurel, rape, bacaladilla o palometa).

La cocción, la fritura y el horneado destruyen el parásito, siempre y cuando se alcancen los 60° C de temperatura por lo menos durante un minuto en toda la pieza. Por ejemplo, si la pieza mide unos 2,5 cm de grosor, deberías cocinarla 10 minutos al menos (5 por cada lado).

Si vas a comer el pescado crudo o preparado de manera distinta a la anterior (en escabeche, marinado, ahumado o en salmuera), deberás congelarlo a una temperatura de–20 ° C o inferior durante, al menos, cinco días. Como esta temperatura solo la alcanzan los frigoríficos de tres estrellas (***) o más, si el tuyo es de categoría inferior, deberás comprar el pescado ya congelado.

Según la Agencia española de seguridad alimentaria y nutrición (aesan), debes congelar las siguientes preparaciones si las vas a hacer en casa:

  • Boquerones en vinagre y otros pescados en escabeche.
  • Sashimi, sushi, carpaccios y otras especialidades a base de pescado crudo.
  • Pescado marinado como, por ejemplo, ceviche.
  • Huevas de pescado crudas o prácticamente crudas.
  • Arenques y otros pescados crudos preparados en salmuera o ligeramente salados.
  • Pescados marinos ahumados en frío.

Por el contrario, no es necesario congelar:

  • Las ostras, mejillones, almejas, coquinas y demás moluscos bivalvos.
  • Los pescados de aguas continentales (ríos, lagos, pantanos…) y piscifactorías de agua dulce como, por ejemplo, las truchas o las carpas.
  • Las semiconservas, como las de anchoas (en envase metálico, de vidrio u otras presentaciones).
  • Los pescados desecados salados de manera tradicional, como el bacalao o las mojamas.

Gastroenteritis viral o gripe estomacal

Concepto

Se denomina gastroenteritis a la inflamación o hinchazón de la membrana interna del estómago e intestino. Aunque puede ser causada por varios factores, el más común en verano es una infección por virus o bacterias, ya que el calor aumenta su proliferación y contagio. Si la infección es causada por virus, recibe el nombre de gastroenteritis viral o gripe estomacal; si es por bacterias, de gastroenteritis infecciosa aguda.

Los virus más comunes que causan la gastroenteritis viral o gripe estomacal son los norovirus y los rotavirus. Esta enfermedad es muy contagiosa, ya que se propaga mediante el contacto indirecto con una persona infectada (al compartir con ella cubiertos, toallas, bebidas), directo (contacto con su saliva y heces); a través de agua y alimentos contaminados por el virus; y al tocar con las manos una superficie contaminada con el virus y luego llevártelas a la boca.

Síntomas

Los síntomas más comunes de la gastroenteritis viral o gripe estomacal son diarrea, náuseas, vómitos, cólicos, retortijones, inapetencia y, a veces, fiebre, aunque pueden variar dependiendo de su origen. Si bien estos síntomas suelen durar entre 2 y 4 días y no causar problemas graves, los bebés, las personas mayores y las que tienen un sistema inmunológico deprimido corren un gran riesgo y pueden llegar a morir. Si estás en un grupo de riesgo y sufres alguno de los siguientes síntomas, por favor, acude a urgencias:

  • No puedes retener líquidos en el estómago por 24 horas
  • Tienes vómitos o diarrea durante más de dos días
  • Tus vómitos contienen sangre
  • Tus heces son sanguinolentas o purulentas
  • Te duele mucho el estómago
  • Tienes una fiebre alta (40 °C)
  • Presentas signos de deshidratación: sed excesiva, sequedad en la boca, orina de color amarillo oscuro o poca cantidad o nada de orina, debilidad, mareos o aturdimiento graves

Gastroenteritis infecciosa aguda o gastroenteritis bacteriana

Como vimos antes, la gastroenteritis infecciosa aguda o gastroenteritis bacteriana está causada por bacterias, siendo las más comunes en verano la Salmonella, Campylobacter y Escherichia coli:

Salmonelosis

La salmonelosis es una de las intoxicaciones alimentarias más agresivas. Es causada por la Salmonella, una enterobacteria que puede estar presente en alimentos como carne, huevos, mariscos, productos de origen animal no pasteurizados (como la leche o el queso) y verduras y frutas frescas. También se puede transmitir de persona a persona por vía fecal-oral (y por compartir objetos personales), por el contacto con animales infectados (que no suelen presentar síntomas) y por tocar superficies infectadas (y luego llevarse las manos a la boca).

Sus síntomas son, además de los de la gastroenteritis (náuseas, vómitos, diarrea, retortijones y pérdida de apetito), fiebre alta, escalofríos, dolor de cabeza y dolores musculares. Aunque la mayoría de los afectados mejora pasado un periodo de tiempo que oscila entre 4 y 7 días, la salmonelosis puede agravarse si la bacteria pasa al torrente sanguíneo y si la persona infectada es un niño, una embarazada (puede causar complicaciones durante la gestación y el parto), un adulto mayor, sufre una enfermedad crónica o tiene el sistema inmunológico debilitado; de ahí que sea vital acudir al médico si los síntomas son graves o estás en el grupo de riesgo.

Campylobacter

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Campylobacter es una de las cuatro principales causas mundiales de la enfermedad diarreica y la causa bacteriana más frecuente de gastroenteritis en el mundo.

Aunque algunas personas infectadas no presentan ningún síntoma, los más habituales (que aparecen, por lo general, entre dos y cinco días después de la infección y duran una semana) son diarrea (acuosa al principio, sanguinolenta y mucosa después), retortijones, calambres, dolor abdominal, fiebre, fatiga, náuseas, vómitos y deshidratación.

Las infecciones por Campylobacter suelen ser leves y mejorar sin tratamiento, pero pueden ser mortales en niños muy pequeños, adultos mayores, personas inmunodeprimidas y embarazadas (la tasa de aborto puede llegar al 70%). En casos raros, la infección puede causar artritis reactiva o síndrome de Guillain-Barré.

El Campylobacter es una bacteria que se encuentra en el intestino de los animales y puede contagiarse por contacto directo con sus heces o indirecto por alimentos (especialmente carne de ave) poco cocinados, leche no pasterizada y agua (riachuelos, ríos). También puede contraerse por entrar en contacto con superficies contaminadas, compartir objetos personales con personas contagiadas y por contacto directo con sus heces y fluidos.

Escherichia coli

Escherichia coli o E. coli es un tipo de bacteria muy común que vive en el intestino. La mayoría de las cepas no causan problemas, sino que son necesarias para la digestión y formación de heces. Otras, sin embargo, son patógenas y pueden provocar la diarrea del viajero, gastroenteritis, cistitis o infección de orina y, en los casos más graves, diarrea hemorrágica que puede, a su vez, causar insuficiencia renal e incluso la muerte en niños y adultos con sistemas inmunitarios debilitados. En cuanto a las embarazadas, la Escherichia coli o E. coli es la causante del 80% de las infecciones de orina de las gestantes, que afectan a su salud y aumentan el riesgo de partos prematuros y bajo peso al nacer del bebé.

La fuente de contagio de la Escherichia coli son alimentos mal cocinados o crudos (carnes, frutas y verduras), lácteos no pasterizados, agua contaminada, tocar superficies infectadas y a animales enfermos (incluyendo sus objetos, como los areneros). También se contagia de persona a persona por contacto con sus fluidos (como, por ejemplo, el sexo anal sin protección).

Los síntomas de una infección por Escherichia coli o E. coli es son fuertes cólicos abdominales, náuseas y vómitos, diarrea líquida, agotamiento y fiebre. Por lo general, la infección mejora sin tratamiento en cinco o diez días, aunque es de vital importancia acudir al médico cuando afecta a una persona en grupo de riesgo, si los síntomas son graves (especialmente si la diarrea contiene mucha sangre y la fiebre es alta) y si hay síntomas de cistitis (necesidad urgente y constante de orinar, quemazón o ardor al hacerlo, orinar muchas veces pequeñas cantidades, orina con un fuerte olor y un color turbio, rosado o rojizo, escalofríos, fiebre, dolor pélvico constante, dolor en la zona lumbar y/o dolor vaginal cuando se mantienen relaciones sexuales.

Prevención de las infecciones gastrointestinales por virus y bacterias:

Higiene

Es importante matizar que el contagio no se produce a través de la piel, sino por tocar objetos contaminados y luego llevarte las manos a la boca o tocar con ellas alimentos que luego consumirás. Por ello, lávate las manos regularmente (en especial cuando salgas del servicio) y siempre que vayas a preparar o comer alimentos. Hazlo al menos durante 20 segundos con agua tibia y jabón, incidiendo en las cutículas, debajo de las uñas y pliegues de las manos. Si no encuentras agua y jabón, utiliza toallitas o geles desinfectantes.

Aunque no todas las gastroenteritis por bacterias y virus pueden contagiarse de animal a humano, si el tuyo presenta síntomas (como diarrea), llévalo al veterinario para que le haga pruebas y te dé las pautas a seguir en caso de que esté contagiado.

Si convives con alguien que tiene gastroenteritis por virus o por bacterias o la tienes tú, sigue las siguientes recomendaciones:

  • No compartas artículos personales (utensilios de cocina, vasos, platos, servilletas, toallas, etc.) y mantén la distancia en lo que sea posible.
  • Desinfecta las superficies duras (como encimeras, grifos, picaportes, tapa del wáter) con lejía y agua o con productos especiales para eliminar virus y bacterias. Algunos virus como el rotavirus pueden mantenerse infectantes durante meses o años sobre superficies que no hayan sido desinfectadas.
  • Lava la ropa y las sábanas con agua muy caliente y lávate bien las manos después de tocar la ropa sucia.
  • Ten especial precaución con los pañales de tu bebé.
  • Evita las relaciones sexuales.

Manipulación de alimentos

Antes de manipular los alimentos, lávate muy bien las manos y las superficies y utensilios que vas a utilizar. Si vas a cocinar varios alimentos, utiliza distintos utensilios para cada uno o lávalos muy bien con agua caliente y detergente entre alimento y alimento, para evitar la contaminación cruzada. Mantén bien desinfectadas las bayetas y trapos de cocina, los estropajos y las esponjas: son uno de los mayores focos de concentración de gérmenes; usa distintos trapos para secarte las manos, limpiar las superficies y secar la vajilla.

Los siguientes alimentos, requieren una manipulación especial:

  • Carne de aves. La manera más efectiva de eliminar cualquier virus o bacteria de la carne de aves es cocinarla a fondo y por completo. Es un gran error lavarla previamente bajo el agua del grifo, ya que se fomenta la propagación de los posibles patógenos por el resto de la cocina, a través de las salpicaduras de agua.
  • Frutas y verduras. Desinfecta la fruta y verdura que vas a consumir crudas. Puedes utilizar lejía (recuerda que debe ser lejía alimentaria y sigue a rajatabla las instrucciones del fabricante) o vinagre mezclado con agua. Ten mucho cuidado con la fruta que ya está cortada, como la que sirven en bufés o la que venden en las fruterías o puestos (tapadas con papel film o en vasos de plástico); si además no están refrigeradas, el peligro de contagio aumenta.
  • Huevos. Los huevos son una fuente de bacterias como la salmonelosis, aunque con matices. La Organización Interprofesional del Huevo y sus Productos (Inprovo) informa que los huevos producidos en la Unión Europea están sometidos a unas normas estrictas para garantizar que llegan al consumidor en perfecto estado, incluyendo la vacunación de las gallinas ponedoras contra la samonelosis y otras enfermedades que pudieran afectarlas. No obstante, si quieres reducir la posibilidad de contraer una enfermedad de transmisión alimentaria, los especialistas recomiendan lo siguiente: compra huevos que estén refrigerados, desecha los que estén rotos o sucios, mantenlos en el frigorífico a mínimo 4 °C, cocina los huevos hasta que yema y clara estén formes y perfectamente cocinadas. Si vas a preparar recetas que lleven huevos crudos o poco cocidos (salsas, postres), usa los que estén pasteurizados. Después de cocinarlos, consume o refrigera rápidamente los huevos y las recetas que los contengan. En cuanto a lavarlos o no, la mayoría de los especialistas coinciden en que no debes lavarlos antes de meterlos en el frigorífico (ya que los virus y bacterias pueden filtrarse al interior por los poros de la cáscara).

Conservación de los alimentos

  • Mantén la cadena del frío de los alimentos y, sobre todo, evita su exposición a altas temperaturas.
  • Lea detenidamente el manual de instrucciones de uso y cuidado de tu frigorífico para mantenerlo siempre limpio y para saber cómo colocar los alimentos en su interior. Por lo general, los estantes superiores y centrales son para colocar los que ya has abierto, los cocinados, los lácteos y los embutidos; el estante inferior, para la carne y pescados crudos y, en general, los alimentos más perecederos; los cajones inferiores, para la fruta y verdura; y la puerta de la nevera, para los que no necesiten temperaturas bajas y estables (como bebidas y botes de salsas).
  • No sobrecargues la nevera. Deja un espacio entre alimentos para que circule el aire. Guarda los alimentos abiertos por separado, en recipientes o bolsas para su conservación, y ponle una etiqueta con la fecha. Si has abierto una lata, no guardes lo que no has consumido en ella, cambia los restos a un recipiente.
  • Si has cocinado alimentos que no vas a consumir el mismo día, mételos en recipientes en cuanto dejen de quemar y guárdalos en la nevera.
  • No los descongeles a temperatura ambiente. Colócalos en envases tapados, en el estante inferior.
  • Presta atención a las fechas de caducidad de los envasados, especialmente si se trata de carnes, pescados o precocinados.

Precauciones fuera de casa

  • Comida. Ten especial cuidado con alimentos que lleven mayonesa, huevos y comida poco cocinada (sushi, salmón ahumado, ensaladas, frutas, etc.). Observa bien las condiciones higiénicas del restaurante o puesto callejero; si no te ofrece garantías suficientes, es mejor no comas nada.
  • Bebida. Si viajas a países de riesgo, bebe agua embotellada y utilízala también para lavarte la boca y cepillarte los dientes. No tomes bebidas con cubitos de hielo; han podido hacerlos con agua del grifo.
  • Hábitos. No tragues agua cuando te bañes en ríos, lagos y piscinas. Extrema la higiene, en especial en los baños públicos; lávate las manos antes y después de ir al servicio, no te sientes en la tapa y si tocas los picaportes al salir, límpiate las manos con un gel desinfectante.
  • Viajes. Si vas a viajar a países de riesgo, infórmate bien de los parásitos, virus y bacterias habituales y las medidas que puedes tomar para evitar el contagio.

Tratamiento de las infecciones gastrointestinales por virus y bacterias:

  • Alimentación. Intenta comer con frecuencia pequeñas cantidades (aunque sin forzarte). Los más indicados son los blandos y astringentes como el arroz, las verduras (zanahoria), frutas (manzanas), carnes magras (jamón cocido, pechuga de pollo), pescados (merluza, rodaballo, lubina) y yogures. Deberás prepararlos cocidos o a la plancha, evitando la comida grasa y la ultraprocesada, las especias, la bollería industrial, los lácteos, el café, el alcohol y los refrescos.
  • Hidratación. Los trastornos intestinales pueden producir un cuadro de deshidratación y desmineralización, ya que con la diarrea, los vómitos y la fiebre el organismo pierde mucha agua, iones y minerales. Para evitarlo, bebe pequeñas cantidades de líquido cada 30 minutos (beber grandes cantidades de una sola vez puede causar vómitos). No bebas jugos, zumos, refrescos ni alcohol, porque pueden empeorar la diarrea; mejor agua y limonada casera. Las infusiones de hierbas como la manzanilla, la menta, el rabo de gato y el jengibre pueden aliviar los síntomas, aunque si estás embarazada, debes tener mucho cuidado con los tratamientos herbales, ya que como explico en este reportaje, pueden afectar gravemente tu salud y la de tu bebé.
  • Medicamentos. Existen muchos preparados, de venta con o sin receta médica, para el alivio sintomático de la diarrea y los calambres abdominales. Consulta con tu médico para que te recomiende los indicados en tu caso.
  • Descanso. Guarda reposo y no fuerces a tu organismo, para que la recuperación sea más rápida.

Espero haber aclarado tus dudas sobre los trastornos gastrointestinales en verano. Recuerda que este reportaje es a título informativo. Si presentas síntomas de estar sufriendo alguna de estas afecciones y estás en un grupo de riesgo, acude a tu médico para que te examine y te haga un diagnóstico personalizado.

Fuentes 

MedlinePlus en español [Internet]. Bethesda (MD): Biblioteca Nacional de Medicina (EE. UU.) Diarrea. Última actualización 9 noviembre 2021. Disponible en: https://medlineplus.gov/spanish/diarrhea.html

MedlinePlus en español [Internet]. Bethesda (MD): Biblioteca Nacional de Medicina (EE. UU.) Estreñimiento. Última actualización 15 marzo 2021. Disponible en: https://medlineplus.gov/spanish/constipation.html

MedlinePlus en español [Internet]. Bethesda (MD): Biblioteca Nacional de Medicina (EE. UU.) Indigestión. Última revisión 1/14/2021. Disponible en: https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/003260.htm

MedlinePlus en español [Internet]. Bethesda (MD): Biblioteca Nacional de Medicina (EE. UU.) Gastroenteritis viral (gripe estomacal). Última revisión 4/30/2020. Disponible en: https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000252.htm

MedlinePlus en español [Internet]. Bethesda (MD): Biblioteca Nacional de Medicina (EE. UU.) Infecciones por salmonela. Última actualización 29 abril 2021. Disponible en: https://medlineplus.gov/spanish/salmonellainfections.html

MedlinePlus en español [Internet]. Bethesda (MD): Biblioteca Nacional de Medicina (EE. UU.)

Infecciones por campylobacter. Última actualización 3 agosto 2021. Disponible en: https://medlineplus.gov/spanish/campylobacterinfections.html

MedlinePlus en español [Internet]. Bethesda (MD): Biblioteca Nacional de Medicina (EE. UU.)

Infecciones por Escherichia coli. Última actualización 3 agosto 2021. Disponible en: https://medlineplus.gov/spanish/ecoliinfections.html

Campylobacter. ONU.

Recomendaciones alimentarias. Colocar de manera segura. aesan.

Anisakis. Agencia española de seguridad alimentaria y nutrición. aesan

Seguridad alimentaria. Inprovo.

Seguridad con los huevos. FDA. 

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