¿Qué sabes sobre el cáncer de cérvix?

Salud femenina | | Clara De Santiago

Aunque la incidencia del cáncer de cérvix en España podría considerarse baja según los datos de AECC, éste es, después del de mama, es el segundo cáncer más frecuente en mujeres en todo el mundo con 500.000 nuevos casos al año. En España se detectan unos 2500 casos de cáncer de cérvix cada año, de los cuales 550 son fatales, pero afortunadamente esta tendencia ha ido disminuyendo gracias a las campañas de prevención y a un diagnóstico precoz.

A pesar de esto, aún hoy miles de mujeres desconocen la información básica, como las causas y las simples medidas que se pueden tomar para prevenir este cáncer. Por eso hemos recopilado lo básico para que estés informada a continuación:

¿Qué es el cáncer de cérvix?

Es un cáncer que se localiza en el cérvix o cuello del útero, la parte inferior de este órgano donde se abre a la vagina. El cérvix es un músculo tenso que normalmente permanece cerrado, que cuenta con solo un agujero microscópico que permite la salida del fluido menstrual, la entrada del esperma, y que se abre durante el parto para permitir que el bebé pase del útero a la vagina.

¿Qué causa el cáncer de cérvix?

La mayoría de los tipos de cáncer de cérvix son causados ​​por el virus del papiloma humano (VPH), una enfermedad de transmisión sexual muy común. Casi todos los hombres y mujeres sexualmente activos adquieren al menos una forma de VPH en algún momento de sus vidas, incluso aquellos que solo tienen una pareja sexual. Hay más de 150 cepas diferentes de VPH, y muchas son esencialmente inofensivas y sin síntomas. Otros, como el VPH 6 y el VPH 11, causan el 90% de las verrugas genitales, y los más peligrosos son el VPH 16 y el VPH 18, que se estima causan el 70% de todos los casos de cáncer de cérvix.

El hecho de que una mujer tenga el VPH no significa que desarrolle cáncer de cérvix. En la mayoría de los casos, el sistema inmune combate la infección en unos pocos años, pero si no lo hace, el VPH puede causar que algunas de las células cervicales se vuelvan “anormales”. Estos cambios en las células son precancerosos y con el tiempo podrían causar cáncer de cérvix. Por eso realizar citologías periódicas del cuello uterino es tan importante: la detección temprana de cambios celulares anormales y el control o tratamiento de esas células pueden salvarte la vida.

¿Cuáles son los síntomas?

La mayoría de las veces, las células precancerosas y el cáncer de cérvix en etapa inicial no muestran ningún síntoma y no presentarán ninguno hasta que el cáncer se haya diseminado. Sin embargo, una de las señales más comunes que pueden darse es un sangrado irregular durante o después del coito, entre períodos o después de la menopausia. Otros síntomas incluyen:

  • Incomodidad durante las relaciones sexuales
  • Flujo vaginal maloliente
  • Descarga vaginal teñida con sangre
  • Dolor pélvico
  • Dolor al orinar

¿Cómo prevenir el cáncer de cérvix?

Dado que a menudo no hay síntomas que delaten el cáncer de cérvix, el proceso de detección es crucial para protegerse. Casi la mitad de todos los casos ocurren entre mujeres que nunca se hicieron pruebas de detección de la enfermedad y el 10% de los casos se encontraron en mujeres que no se habían sometido a exámenes de detección en los últimos 5 años. En general, tu ginecólogo debería realizar las pruebas en una de estas dos formas: test de Papanicolaou y pruebas de VPH.

El test de Papanicolaou o citología vaginal analiza específicamente las células anormales del cérvix, buscando cáncer o células precancerosas. Se recomiendan para todas las mujeres a partir de los 21 años o dentro de los tres años posteriores al inicio de su actividad sexual, lo que ocurra primero. Debes continuar haciéndote esta prueba cada tres años, incluso si ya no eres sexualmente activa.

La prueba de VPH verifica la presencia de cualquier forma de virus VPH en tus células y, en general, solo se recomienda para mujeres de 30 años o más, ya que el VPH es muy común en mujeres jóvenes. La mayoría de las mujeres han contraído y combatido contra el virus en algún momento y si aún tienes el virus, tu médico querrá controlarlo más de cerca. Si tienes menos de 30 años y tu prueba de Papanicolaou es anormal, es posible que tu médico te haga una prueba de VPH.

Otras formas de prevenir el cáncer de cérvix

Vacunación: una de las mejores formas de prevenir el cáncer de cérvix es la vacunación. Actualmente hay dos tipos de vacunas disponibles: una que protege contra las cepas del VPH con más probabilidades de causar cáncer y verrugas genitales, y otra que solo protege contra aquellas más propensas a causar cáncer. Ambas vacunas requieren 3 inyecciones diferentes durante 6 meses. Se recomienda la vacuna a mujeres entre las edades de 12 y 26 años.

Evita el contacto con el VPH: tener varias parejas sexuales aumenta las probabilidades de contraer el VPH y, por lo tanto, el riesgo de contraer cáncer de cérvix. Dado que a menudo no hay síntomas de VPH, es más difícil saber si tu pareja está infectada, por lo que limitar el número de compañeros puede ayudar a reducir el riesgo. Recuerda que la transmisión del VPH no requiere relaciones sexuales, solo el contacto piel con piel con un área infectada del cuerpo de otra persona. Los preservativos pueden reducir el riesgo de VPH, pero es posible que el preservativo no cubra todas las partes infectadas del cuerpo de tu pareja, por lo que la protección puede no ser completa.

No fumes: se ha demostrado que fumar aumenta el riesgo de tener células precancerosas y cancerosas, por lo que dejar de fumar puede ayudar a protegerte de la enfermedad.

Visita a tu ginecólogo con regularidad

El cáncer de cérvix se puede prevenir si los cambios celulares precancerosos se detectan y tratan temprano. La mejor y más efectiva manera de evitar el cáncer de cérvix es nunca permitir que tus células se vuelvan cancerosas. Por eso, se proactiva y pide cita con tu médico hoy para hacerte un chequeo.

 

Por favor ten en cuenta que los consejos ofrecidos por Intimina pueden no ser apropiados para tu caso en particular. Consulta siempre con tu médico si tienes preocupaciones específicas relacionadas con tu salud.

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