Entender los diferentes tipos de incontinencia en las mujeres

Suelo pélvico | | Clara De Santiago

Es el problema del que ninguna mujer quiere hablar: la incontinencia urinaria (IU). Las pérdidas, no solo son embarazosas sino que además pueden afectar tu estado anímico, tus actividades cotidianas y a tu vida sexual. Al contrario de lo que se cree, no es un problema que se presenta solo en personas mayores, y a pesar de que los índices de incontinencia urinaria aumentan con la edad, alrededor del 20% al 30% de las mujeres que la padecen son jóvenes.

Se estima que una de cada tres mujeres sufre de incontinencia urinaria, lo que no quiere decir que todas experimenten los mismos síntomas. De hecho, la IU se puede categorizar a grandes rasgos en cuatro tipos, y conocer cuál es el que padeces puede ser el primer paso para controlar estos preocupantes episodios de una vez por todas.

¿Qué sucede cuando hacemos pis?

Orinar es el resultado de la filtración de sustancias innecesarias del riego sanguíneo a través de los riñones y la vejiga. Cuando se llena hasta la mitad, los nervios le envían un mensaje al cerebro para indicar que es el momento de orinar, momento en que la orina sale a través de la uretra, donde se encuentra con dos músculos del esfínter. El primero, el músculo interno, se abre cuando la vejiga está llena, sin embargo el externo, puede cerrarse de forma voluntaria por lo general hasta que consigas llegar al baño. En ese momento, la vejiga se contrae para expulsar la orina a la vez que se relajan los músculos del esfínter.

Cuando esto ocurre de forma involuntaria, se llama incontinencia urinaria. Aunque en la mayoría de los casos suele ser el resultado de un problema médico subyacente, – a menudo tratable- perder el control sobre la vejiga puede ser una experiencia traumática y no debe ignorarse.

Incontinencia de esfuerzo

La incontinencia de esfuerzo está relacionada con la falta de fortaleza en el suelo pélvico, un complejo grupo de músculos que, entre otras cosas, se ocupan de sujetar la vejiga. Si dichos músculos se debilitan, la vejiga se desplaza dentro de la pelvis y provoca un efecto en cadena en los músculos del esfínter que les impide cerrarse firmemente, teniendo como resultado pequeñas pérdidas de orina.

Estornudar, reír o toser son posibles desencadenantes de la incontinencia de esfuerzo, al igual que cualquier actividad que ejerza presión sobre la vejiga. Debido a que los embarazos, partos y la menopausia pueden debilitar los músculos del suelo pélvico, las mujeres son más propensas a padecer este tipo de incontinencia en algún momento de sus vidas.

Incontinencia de urgencia

También conocida como vejiga hiperactiva, este tipo de incontinencia se caracteriza por una repentina necesidad de orinar que no siempre se puede controlar, lo que tiene como resultado la perdida de orina.

Se origina por contracciones involuntarias o espasmos de la vejiga y por lo general, es síntoma de problemas musculares o del sistema nervioso. Ello puede deberse a una serie de afecciones médicas, desde infecciones de vejiga o del tracto urinario, diabetes y apoplejías, hasta esclerosis múltiple, Parkinson o Alzheimer. Los espasmos pueden ocurrir en cualquier momento, sin importar lo llena que esté la vejiga.

Incontinencia por rebosamiento

Es el único tipo de incontinencia que existe más en los hombres que en las mujeres, y quienes padecen de incontinencia por rebosamiento con mucha frecuencia tienen pequeñas pérdidas de orina.

Es causada por una incapacidad para vaciar la vejiga completamente, por lo general debido a lesiones o bloqueos en la vejiga o daños en los nervios y también usualmente provocados por una afección médica subyacente como esclerosis múltiple o diabetes. A pesar de que muchos tienen la constante necesidad de ir al baño, puede que solo produzcan un pequeña cantidad de orina y suelan tener la sensación de que la vejiga nunca está totalmente vacía.

Incontinencia funcional

La incontinencia funcional suele estar asociada a las personas mayores y casi siempre está relacionada con una afección médica subyacente. A diferencia de los otros tres tipos de IU, no es provocada por problemas de control de la vejiga. De hecho, quienes la padecen son conscientes de su necesidad de orinar pero por razones mentales o físicas no llegan al baño a tiempo.

Esto puede incluir la incapacidad quitarse la ropa a tiempo o desplazarse desde una silla de ruedas al inodoro. El caos es más complejo si quien la padece no tiene la capacidad de comunicar su necesidad de orinar, o en el caso de los enfermos de demencia, a quienes puede resultar imposible ubicar el baño a tiempo.

Vista por muchas como una situación incómoda, la incontinencia urinaria femenina se ha convertido en un tema tabú, y por ello, muy poco comunicada ante los profesionales de la salud, a pesar del trauma que puede ocasionar. Nuestra recomendación: ¡No sufras en silencio! Puedes estar padeciendo síntomas de un problema médico subyacente y en muchos casos, la incontinencia urinaria puede tratarse, lo que significa que puedes recuperar el control de tu cuerpo y volver a disfrutar de la vida.

 

Por favor ten en cuenta que los consejos ofrecidos por Intimina pueden no ser apropiados para tu caso en particular. Consulta siempre con tu médico si tienes preocupaciones específicas relacionadas con tu salud.

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