Cáncer de mama: síntomas, causas y prevención

Salud femenina | | Brenda B. Lennox

El cáncer de mama es un grave problema de salud mundial. Desde hace varias décadas, esta enfermedad se ha incrementado hasta tal punto de convertirse en la neoplasia maligna más frecuente en la mujer occidental y la causa principal de muerte por cáncer de la mujer en Europa, Estados Unidos, Australia y algunos países de América Latina. En cuanto a España, según el informe Las cifras del cáncer 2021, realizado por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), el tumor de mama continúa siendo la primera causa de muerte por cáncer entre las mujeres.

La prevención sigue siendo el mejor modo de combatir esta grave enfermedad que puede provocar la muerte si no es tratada a tiempo. De hecho, las mujeres que se encuentran en el estadio clínico I presentan los índices más altos de supervivencia. Por ello, en este reportaje hablaremos sobre el cáncer de mama, sus síntomas, los factores que favorecen su aparición y desarrollo y explicaremos cómo debes realizarte una autoexploración para detectarlo.

Qué es el cáncer de mama

El cáncer de mama es una proliferación maligna de las células mamarias que mutan y se dividen sin orden ni control, reproduciéndose hasta formar un tumor que invade tejidos vecinos poco a poco y que puede llegar a diseminarse a través de los vasos sanguíneos y los vasos linfáticos a otras partes del cuerpo (metástasis).

Las mamas constan de tres partes principales: lobulillos (glándulas que producen leche), conductos (los tubos que transportan la leche al pezón) y tejido conectivo (formado por tejido fibroso y adiposo) que las rodea y sostiene. De los tipos de cáncer de mama (cuya clasificación depende de qué células mamarias se vuelven cancerosas), el más común (aproximadamente el 80% de los casos) es el carcinoma ductal infiltrante, que comienza en los conductos, seguido del carcinoma lobulillar infiltrante (10 a 12 % de los casos), que comienza en los lobulillos.​ En cuanto a los restantes tipos, no superan en conjunto el 10 % de los casos.

Síntomas del cáncer de mama

Aunque los síntomas pueden ser distintos en cada mujer e incluso darse casos en los que las afectadas no presentan ninguno, especialistas como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades coinciden en que los más comunes son los siguientes:

  • Aparición de un bulto en la mama o en la axila.
  • Hinchazón o aumento del grosor de una zona del seno.
  • Hundimientos o irritación en la piel del pecho.
  • Hundimiento del pezón o irritación o dolor en esta zona.
  • Descamación o enrojecimiento del seno o el pezón.
  • Secreción del pezón (que no sea leche), que en algunos casos puede incluir sangrado.
  • Cambios en el tamaño o la forma de la mama.
  • Dolor en cualquier parte del seno.

Factores de riesgo

Aunque el riesgo de desarrollar cáncer de mama se debe a una combinación de factores, los más destacables son el envejecimiento, los tratamientos hormonales combinados con la predisposición genética y hábitos de vida como el sedentarismo, el tabaquismo, el sobrepeso y la obesidad, el consumo de alcohol y una alimentación inadecuada.

  • Edad. El riesgo de desarrollar cáncer de mama se incrementa con la edad; de hecho, la mayoría de los casos se detectan a partir de los 50 años. No obstante, es importante señalar que también pueden desarrollarlo mujeres más jóvenes y que suele ser más agresivo.
  • Tratamientos hormonales. Algunas terapias de sustitución hormonal (con estrógenos y progesterona) para reducir los síntomas de la menopausia, sumadas a la predisposición genética, son factores de riesgo muy altos, así como el consumo de ciertos anticonceptivos orales (píldoras anticonceptivas).
  • Antecedentes personales. Haber sufrido con anterioridad cáncer de mama o ciertas enfermedades mamarias no cancerosas, como la hiperplasia atípica.
  • Antecedentes familiares. Tener algún pariente de primer grado (madre, hermana, hija) o varios de ambas ramas familiares (paterna o materna) que hayan padecido cáncer de ovario o de mama. En este último caso, también se incluyen los parientes de primer grado varones (padre, hermano o hijo).
  • Historial reproductivo. También son factores de riesgo haber tenido la menarquia o primera menstruación antes de los 12 años de edad, comienzo de la menopausia después de los 55 años, primer embarazo antes de los 30, no haber amamantado durante el embarazo o no haber tenido nunca una gestación que llegara a término.
  • Sobrepeso u obesidad después de la menopausia. Un mayor índice de grasa corporal (especialmente si se encuentra localizada en el área abdominal) en mujeres que han pasado la menopausia incrementa las posibilidades de desarrollar la enfermedad.
  • Dieta inadecuada. Algunas investigaciones señalan la importancia de la dieta mediterránea frente a la dieta occidental para prevenir el cáncer de mama; entre ellas, el estudio epidemiológico EpiGEICAM, que revela que las mujeres españolas podrían reducir el riesgo de desarrollar un tumor de mama hasta en un 30% si siguieran la dieta mediterránea, en vez de la dieta occidental, que lo aumentaría.

Otras causas: Mutaciones genéticas, tener mamas densas (es decir, con más tejido conjuntivo que adiposo), haber recibido tratamientos con radioterapia en los senos antes de cumplir 30 años de edad, consumo de alcohol, sedentarismo, implantes mamarios y exposición a sustancias químicas que pueden causar cáncer. Aunque algunos investigadores han sugerido que usar sostenes con aros o varillas también es

  • un factor de riesgo, no parece haber un consenso científico al respecto, como explicamos en el reportaje Ventajas y desventajas de los sujetadores.

Es muy importante señalar que ni todos los factores de riesgo tienen el mismo peso, ni afectan a las mujeres del mismo modo, ni provocan cáncer de mama de modo irremediable. Puede darse el caso de que una mujer cumpla varios factores de riesgo y no desarrolle nunca la enfermedad y también que la desarrolle sin que exista (aparentemente) ninguno.

No obstante, si cumples alguno de ellos es muy importante que vayas a tu médico para que determine si es necesario realizarte pruebas de detección de la enfermedad de un modo regular, así como que te hagas en casa autoexploraciones para conocer tus senos y poder apreciar cualquier cambio en ellos. Por favor, entiende que el diagnóstico precoz es vital pues de él dependen las posibilidades de curación, que pueden ser del 100% si se detecta a tiempo.

Autoexploración mamaria

La autoexploración mamaria consiste en que la mujer palpe sus senos en busca de posibles cambios, bultos, pliegues o hinchazones. Aunque este método siempre se ha recomendado para detectar el cáncer en un estadio temprano, recientemente, algunos metaanálisis han cuestionado su efectividad. El más destacado, realizado en 2008 en Rusia y China y en el que participaron 400.000 mujeres, reveló que la autoexploración de las mamas no reduce la mortalidad por cáncer de mama y que incluso puede ser nociva porque provoca biopsias innecesarias.

No obstante, organizaciones tan prestigiosas como Breastcancer.org consideran que, aunque no todos los tipos de cáncer mamario pueden detectarse con una autoexploración, es un método de revisión útil y esencial para hallar los más comunes en un estadio temprano, especialmente si se combina con mamografías, ecografías y revisiones ginecológicas anuales en mujeres mayores de 40 años o en menores de esta edad con factores de riesgo.

Pasos para hacerte una autoexploración mamaria:

  • Ponte de pie frente a un espejo, desnuda de cintura para arriba, con los hombros rectos y los brazos a los costados. Observa tus mamas para detectar si hay irregularidades como hoyuelos o arrugas, asimetrías, alteraciones en su tamaño o forma, enrojecimiento y sarpullidos. Presta especial atención a tus pezones para verificar si están invertidos o hundidos.
  • Levanta los brazos sobre la cabeza con las palmas de las manos, presionando una contra otra, y observa tus senos de nuevo para verificar lo mismo que en el paso anterior.
  • Sujeta tus mamas con las manos y levántalas para comprobar que los pliegues de su base son simétricos. También fíjate en si uno o ambos pezones supuran líquido (puede ser transparente, lechoso, amarillento o sanguinolento).

Acuéstate en una superficie plana y palpa tus senos con las manos invertidas (el derecho con la mano izquierda y viceversa). Para hacerlo, utiliza las yemas de los tres

  • dedos del medio y describe pequeños círculos despacio y con suavidad. Ejerce una leve presión para palpar el tejido superficial, una presión moderada para llegar al tejido ubicado en la parte media de las mamas y una presión firme para acceder al tejido profundo. Explora poco a poco todo el seno de arriba a abajo y de lado a lado, incluyendo las axilas, prestando atención a cualquier bultito o inflamación, así como a si te duele o no.

Consejos generales para la autoexploración mamaria:

  • Crea el hábito. Autoexplórate las mamas una vez al mes para conocer su forma y características y detectar cualquier cambio significativo. Si todavía menstruas, hazlo en los días posteriores a la regla porque estarán menos inflamadas o sensibles; si no, escoge un día sencillo de recordar y hazlo siempre en el mismo.
  • Conoce tus mamas. Los senos tienen zonas diferenciadas que se presentan de manera diferente al tacto (más o menos protuberancias o bultos, más o menos grandes, etc.). Lo realmente importante es que conozcas las zonas de las tuyos y si percibes algún cambio. Para ello, te será de verdadera utilidad un diario similar al que deberías llevar para conocer tu ciclo menstrual, incluyendo tu ovulación y tu moco cervical. Una buena idea es dibujar un pequeño mapa de tus mamas en el que apuntes los bultos e irregularidades que detectes, las zonas que te duelen si profundizas con los dedos, etc.
  • No te alarmes. Si detectas algún bulto en tu primera exploración no te asustes. La mayoría de las mujeres tenemos protuberancias o bultos en determinadas zonas de las mamas que no tienen la mayor importancia. Solo deberías preocuparte si aumentan de tamaño de un mes a otro.
  • Cuándo acudir al médico. Si percibes hundimiento del pezón, piel de naranja, enrojecimiento y ardor, asimetría, secreciones anormales, huecos, endurecimiento, hendiduras, venas crecientes, agujeros en la piel o bultos crecientes, ve a tu médico para que te realice pruebas como una mamografía, resonancia magnética, exploración clínica o biopsia mamaria.

Cambios en los senos y bultos benignos

Cada seno es único. A esto se añaden cambios en la forma y tamaño de los pechos a lo largo de la vida de una mujer, por diversos factores, siendo los más comunes los siguientes:

  • Menstruación. En los días previos a la regla y durante la misma, puede sentirse sensibilidad y dolor en los senos, así como inflamación e incluso la aparición de pequeños bultos por exceso de líquido.
  • Embarazo y lactancia. Durante el embarazo, las glándulas productoras de leche crecen, por lo que algunas gestantes perciben bultos en sus senos. En cuanto a la lactancia, puede aparecer mastitis, una afección que provoca que síntomas como fiebre, dolor y protuberancias en las mamas.
  • Menopausia. Los cambios hormonales relacionados con la perimenopausia pueden provocar un aumento de la sensibilidad de las mamas y la aparición de pequeños bultos y secreciones mamarias que suelen desaparecer cuando llega la menopausia.
  • Terapias hormonales. Terapias hormonales para tratar los síntomas de la menopausia y medicamentos como las píldoras anticonceptivas suelen provocar un aumento de la densidad de las mamas.

Por otro lado, los bultos en las mamas son relativamente frecuentes y, por fortuna, en la mayoría de las ocasiones son causados por otras afecciones. Las dos causas más comunes de bultos en las mamas son los quistes mamarios y la enfermedad fibroquística.

  • Quistes mamarios. Los quistes mamarios son sacos llenos de líquido que se forman dentro de los senos. Generalmente, se perciben blandos, aunque a veces pueden ser duros. No requieren tratamiento salvo que sean grandes y dolorosos. Aunque pueden aparecer en mujeres de cualquier edad, suelen ser más comunes antes de la menopausia, si bien pueden sufrirlos mujeres posmenopáusicas que se someten a una terapia hormonal.
  • Enfermedad fibroquística. Esta afección benigna es tan común que se calcula que más de la mitad de las mujeres la desarrollará alguna vez en su vida. Los síntomas más comunes de la enfermedad fibroquística son pequeñas masas en los senos o engrosamiento de su tejido, hinchazón, sensibilidad y dolor en las mamas.

Prevención

Aunque algunos factores como la edad, los antecedentes personales o familiares no pueden controlarse, en tu mano está controlar otros para minimizar y evitar el riesgo de desarrollar la enfermedad: mantente en tu peso ideal, evita consumir alcohol y fumar, lleva una alimentación saludable, haz ejercicio con regularidad, evita los espacios con un alto índice de contaminación, procura amamantar a tus bebés y si estás recibiendo terapia de reemplazo hormonal o tomas anticonceptivos orales (píldoras anticonceptivas), consulta con tu médico sobre las posibles alternativas.

Como has podido ver, el cáncer de mama es una grave enfermedad que va en aumento. En tus manos está intentar evitar su aparición y desarrollo,  así como su detección. Cuida tu salud, autoexplórate y exige a tu médico revisiones periódicas si cumples factores de riesgo.

Fuentes:

CDC-Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades

Breastcancer.org

Mayo Clinic

Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama

MD Anderson Cancer Center

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