¡Acabemos con la pobreza menstrual!

Menstruación | | Brenda B. Lennox

En pleno siglo XXI, la menstruación, ese proceso biológico natural en la vida de todas las mujeres, sigue enfrentándose a estigmas y trabas que generan desigualdades frente a los hombres. Si sumamos los días de media que pasa una mujer menstruando a lo largo de su vida, el resultado oscila entre tres y ocho años. Un largo periodo de tiempo durante el que millones de mujeres se enfrentan a la exclusión, a la discriminación y a la negación de derechos fundamentales.

En palabras del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA): ‘La menstruación está intrínsecamente relacionada con la dignidad humana, cuando las personas no pueden acceder a instalaciones de baño seguras y medios seguros y eficaces de manejo de la higiene menstrual, no pueden manejar su menstruación con dignidad. Las burlas relacionadas con la menstruación, la exclusión y la vergüenza también socavan el principio de la dignidad humana. La desigualdad de género, la pobreza extrema, las crisis humanitarias y las tradiciones nocivas pueden tornar la menstruación en una etapa de estigma y privaciones, que puede socavar su disfrute de los derechos humanos fundamentales. Esto es cierto para las mujeres y las niñas, así como para los hombres transgénero y las personas no binarias que menstrúan’.

UNFPA señala que los derechos humanos que pueden ser vulnerados por el tratamiento inadecuado que se presta a mujeres y niñas durante la menstruación son el derecho a la salud, el derecho a la educación, el derecho al trabajo, el derecho a la no discriminación y la igualdad de género y el derecho al agua y al saneamiento. La limitación de estos derechos está intrínsecamente relacionada con la pobreza menstrual, una situación que viven millones de mujeres en todo el mundo, incluyendo España.

Puede que te parezca una exageración, pero para muestra, un botón: la ONU estima que 1 de cada 10 niñas faltan a la escuela cuando tienen la regla debido al estigma que la rodea y la pobreza menstrual. «Al no contar con toallas sanitarias todo el tiempo se me dificulta poder salir o asistir a clases ya que el sangrado mancha mi ropa y tengo que ir al baño constantemente. Los chicos me molestan o se burlan de mi al ver mi sangrado, así que cuando tengo mi regla no asisto a clases y me quedo en casa», confiesa una de las niñas afectadas por esta problemática, que también sufren muchas niñas en España, tal y como denuncia la profesora Laura Labrador, impulsora de una campaña en Change.org, solicitando que haya productos de higiene íntima gratuitos en la Comunidad de Madrid.

¿Qué es la pobreza menstrual?

La UNFA señala que para que vivir una menstruación digna y saludable, es imprescindible el acceso a productos menstruales limpios, eficaces, adecuados y saludables, el acceso a un entorno seguro y privado en el que poder cambiarse los productos menstruales usados y deshacerse de ellos, el acceso a la higiene básica y el acceso a la educación libre de tabúes y estigmas sobre todo lo relacionado con el ciclo menstrual y la menstruación, que incluya los cuidados de la salud y el modo de vivir la regla sin incomodidad ni vergüenza.

Esto requisitos aparentemente sencillos son una utopía para millones de mujeres y niñas debido a la pobreza menstrual, una situación que podría definirse como la falta de acceso a los productos sanitarios, a la educación sobre salud menstrual y a la infraestructura para la gestión de los desechos menstruales perjudiciales para el medio ambiente.

La pobreza menstrual es un problema real y acuciante: más de 500 millones de mujeres y niñas de todo el mundo, incluyendo España, viven sin acceso a recursos esenciales para la higiene menstrual y salud íntima que incluyen protectores menstruales, agua potable, jabón y espacios seguros para poder cambiarse. Esto las obliga a recurrir a métodos antihigiénicos como calcetines, trapos o cartones para retener su flujo menstrual, exponiéndose tanto a infecciones urinarias y vaginales, como a problemas psicológicos y emocionales. Tareas cotidianas como ir al colegio, a la compra o, simplemente, pasear, se convierten en un reto debido al estigma que rodea a la menstruación. Muchas de ellas se ven obligadas a quedarse en casa, desapareciendo de la esfera pública con todo lo que ello implica. Aisladas y silenciadas por el tabú que supone hablar de la regla y el no reconocimiento por parte de las autoridades de que la pobreza menstrual es un problema real que necesita ser solucionado.

Pobreza menstrual en España

El estudio Equidad y Salud Menstrual, elaborado por un equipo del Instituto Universitario de Investigación en Atención Primara Jordi Gol i Gurina (IDIAPJGol) y financiado por la European Society of Contraception and Reproductive Health, es el primer proyecto de investigación en España en obtener datos sobre la inequidad y la salud menstrual. Con el objetivo de identificar y comprender la (in)equidad menstrual, así como las características de la salud menstrual en España, los investigadores han considerado factores del ámbito educativo, sanitario, político, económico y sociocultural.

Sus resultados son demoledores: la pobreza menstrual, entendida como la falta de «acceso absoluto» a productos menstruales por dificultades económicas y la de «acceso parcial» a productos que promuevan la salud y el bienestar menstrual por culpa de las barreras económicas, afecta al 20% de las mujeres españolas. Una cifra que podría ser aún más elevada en colectivos desfavorecidos.

Un alto porcentaje de las participantes en el estudio señalan que, debido al precio de los protectores menstruales, se han visto forzadas a utilizar productos no diseñados para la gestión menstrual, como papel higiénico y pañales, así como a utilizar los protectores menstruales más tiempo del recomendable, bien por el precio, bien por no haber podido acceder a lugares adecuados para cambiarlos por otros limpios.

Así mismo, el 99,5% de las encuestadas opina que deberían tomarse medidas políticas para reducir el coste económico de los productos menstruales, ya sea reduciendo el IVA, ya sea entregándolos gratuitamente, por lo menos a los colectivos con más dificultades socio-económicas.

El precio de la dignidad menstrual

Janaina Hirata, Especialista de Educación, Bienestar y Género de Plan International para América Latina y El Caribe, explica que la pobreza menstrual es una derivación de la pobreza económica y de la falta de perspectiva sobre la importancia de la consideración de los productos menstruales como de primera necesidad.

Si consideramos que una mujer puede llegar a gastar, a lo largo de su vida, alrededor de 4.500 euros en productos menstruales de un solo uso (compresas y tampones) entenderemos la magnitud del factor de la pobreza económica, porque no siempre disfrutamos de una vida económica holgada, pero menstruamos todos los meses.

Las copas menstruales siguen siendo la opción más económica, saludable y ecológica frente a otros protectores como compresas, tampones y bragas menstruales, de ahí que ONG que luchan para corregir la desigualdad de género que provoca la regla, como Cromosomos X, Zonta o Binti, con los que INTIMINA colabora, donándoles una copa por cada copa vendida, promuevan el uso de productos menstruales reutilizables que pueden suponer un ahorro anual de entre 18 y 119 euros por persona.

El segundo factor, consistente en la falta de perspectiva sobre la importancia de considerar a los protectores menstruales como de primera necesidad, también se da en España. En este país, los productos menstruales no están gravados con el 4% del IVA correspondiente a los productos de primera necesidad, sino con el 10% de IVA, la misma tasa asignada a actividades relacionadas con el ocio como espectáculos, cine, teatro, corridas de toros o restaurantes.

Uno de los argumentos más utilizados para no aplicar la reducción a los productos de higiene femenina es que solo son utilizados por mujeres. Una justificación verdaderamente curiosa si consideramos que productos como la viagra o champús contra la caída del pelo masculina sí están gravados con el 4% del IVA. Parece ser que la apariencia física de un hombre y su vigor sexual son más importantes que la salud de las mujeres.

Period Spain

A esto se suma que la situación se ha agravado por la COVID. Tal y como advierte Oxfam Intermón, el impacto de la pandemia en España podría dejar a un millón de personas más por debajo de la línea de pobreza (790.000 en pobreza severa), lo que implica que casi medio millón de mujeres se encuentran en riesgo de sufrir pobreza menstrual en España. Mujeres que tendrán que elegir entre comprar comida o productos de higiene femenina, mujeres que usarán protectores más tiempo del saludable o tendrán que conformarse con productos inadecuados como trapos o cartones, mujeres que se arriesgarán a contraer infecciones urinarias, de útero o trompas, alergias y vaginitis, porque no se considera que su salud es tan importante como una buena erección.

Conscientes de esta grave situación perfectamente evitable, nació en pleno confinamiento Period Spain, una asociación que coge el testigo de Period.org, organización internacional sin ánimo de lucro, creada en 2016 por Nadya Okamoto, con el objetivo de erradicar la pobreza menstrual y el estigma que rodea a la regla. Tras más de un año de activismo, Period Spain entregó el jueves 11 de noviembre en el Congreso más de 70.000 firmas pidiendo que se incluya la gratuidad de los productos de higiene femenina en los Presupuestos Generales para el 2022, así como cuatro enmiendas en las que se solicita la reducción del IVA de estos productos del 10 al 4%, dispensadores gratuitos en los edificios públicos (especialmente en centros educativos y de salud), campañas de sensibilización y educación sobre salud menstrual (para alejar el estigma sobre un proceso natural) y la elaboración de un estudio nacional que permita medir con precisión el alcance de la pobreza menstrual.

Contra todo pronóstico, el 13 de noviembre, el Gobierno vetó dos de las enmiendas, impidiendo de este modo que se debatan en el Congreso: reducir el IVA de los productos menstruales del 10% al 4% y proporcionar compresas y tampones gratuitos en espacios públicos.

De este modo, España se desmarca de otros países como Kenia, Escocia, Canadá, Colombia, India, Malasia, Irlanda, Sudáfrica, Ruanda o Francia que, conscientes de la gravedad de la pobreza menstrual, han implantado políticas que incluyen la eliminación de los impuestos sobre los productos de higiene menstrual, su reparto gratuito en los colectivos más desfavorecidos y/o en colegios y universidades. Curiosamente, aunque el Gobierno central rechaza estas justas peticiones, las compresas y tampones están libres de impuestos en las Islas Canarias desde 2018 y la Generalitat de Cataluña ha anunciado que, en primavera, dará gratuitamente copas menstruales en los institutos.

Beatriz Borrás, responsable de Incidencia Política de Period Spain ha accedido amablemente a responder a unas breves preguntas sobre lo que supone el veto de las enmiendas y los objetivos a medio plazo de la organización.

¿El Gobierno ha dado alguna explicación sobre el veto? ¿Qué implica?

El Gobierno no ha dado ninguna explicación. Esto implica que la pobreza menstrual sigue absolutamente despriorizada en la agenda del Gobierno más feminista de la historia.

Hemos percibido muy buenas intenciones por parte de los dos partidos que están en el Gobierno, pero de buenas intenciones no se vive. 1 de cada 4 mujeres necesitan medidas concretas que se vean reflejadas en los presupuestos nacionales.

Se trata de una cuestión de desigualdad de género. De pobreza. Por tanto, toda solución de calidad lleva consigo una atribución económica. No querer abordarlo desde este punto de vista implica que el Gobierno más feminista de la historia no está priorizando un problema que afecta al 20% de las mujeres de su país: la salud, la pobreza y la desigualdad de género.

¿Cuál es vuestro plan de acción ahora?

Nosotras tenemos 4 objetivos a medio plazo. Queremos que se reduzca el IVA, porque no tiene sentido que la viagra esté tipificada al 10% y las compresas al 4%. Buscamos que se lleven a cabo campañas de sensibilización en torno a la pobreza y la salud menstrual y que se estudie el impacto de la pobreza menstrual en España, para poder seguir impulsando políticas públicas rigurosas.

Pero, sobre todo, queremos que se ofrezcan los productos de higiene menstrual en todos los espacios públicos, pues es la única manera de garantizar que todas las personas menstruantes pueden acceder a estos productos. Es una cuestión de dignidad, de salud y de justicia social.

Durante los dos próximos años se presentan muchas oportunidades para introducir estos objetivos, especialmente si tenemos en cuenta que el año en el año 2023 va a haber elecciones a nivel municipal, autonómico y nacional. Intentaremos introducir nuestras propuestas en los programas de todos los partidos a los tres niveles y, posteriormente, en los acuerdos de gobierno y en los presupuestos tanto autonómicos como nacionales que se lleven a cabo antes y después de 2023.

#StopPobrezaMenstrual

En la actualidad, bajo el lema ‘Productos de higiene menstrual gratuitos en espacios públicos YA. #StopPobrezaMenstrual’, Period Spain tiene activa una campaña en Change.org en la que demanda al Gobierno, en especial a Carolina Darias e Irene Montero, que proporcione productos de higiene menstrual gratuitos en espacios públicos como centros de salud, colegios, institutos o comedores sociales para las mujeres que lo necesiten; así como que, en la medida de los posible, estos productos sean sostenibles y respetuosos con el medioambiente como la copa menstrual o compresas reutilizables y se proporcione una formación adecuada sobre su uso.

En relación con esta campaña en Change.org, Beatriz Borrás añade con pasión y firmeza: ‘Necesitamos todo el apoyo posible. Tenemos que seguir sumando voces. Hemos de seguir luchando todas juntas para que erradicar la pobreza menstrual sea una prioridad. Así, el Gobierno tendrá que pasar a la acción. No podrá vetar una propuesta e irse de rositas. Por ello, desde Period Spain os pedimos que nos ayudéis dando toda la visibilidad posible a nuestras propuestas, que son de todas y para todas, y que sigáis firmando nuestra petición en Change.org para que este gobierno y el resto de partidos sepan que NO ESTAMOS SOLAS’.

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