Cambios en la vagina durante la menopausia

Menopausia | | Clara De Santiago

A medida que nos hacemos mayores, es más fácil preocuparnos por los efectos visibles del proceso (como son las arrugas), y olvidarnos de lo que está sucediendo en las partes “ocultas”, como  es nuestra vagina. Cuando nos acercamos a la menopausia, la caída en los niveles de estrógeno y sus fluctuaciones impredecibles pueden causar síntomas como sofocos, cambios de humor y problemas vaginales. Sin embargo, a diferencia de los sofocos y los cambios de humor, que con el tiempo se reducen cuando los niveles de estrógeno se estabilizan tras la menopausia, los cambios vaginales empeoran a medida que envejecemos, por lo que tratarlos tan pronto como se noten es crucial.

Muchos cambios en la menopausia se pueden tratar con la terapia de reemplazo hormonal (TRH), pero recomendamos que analices todos tus síntomas primero y discutas las opciones de tratamiento con tu médico. Sin embargo, también hay una serie de medidas que puedes tomar para comenzar a combatir los síntomas ya mismo.

Pequeños (o grandes) escapes de orina

No nos gusta hablar de ello, no nos gusta llamarlo tal y como es… pero la incontinencia es una parte muy común del envejecimiento, especialmente para las mujeres. Factores como los cambios hormonales y el parto debilitan el suelo pélvico, y el tejido, ahora más delgado y frágil, facilita la irritación de la vejiga, por lo que no es sorprendente que casi 1 de cada 3 mujeres sufran problemas de incontinencia en sus vidas.

> Solución: el tratamiento n° 1 recomendado por los médicos para la incontinencia es ejercitar del suelo pélvico. También conocidos como ejercicios de Kegel, esta serie de movimientos de contracción y relajación del suelo pélvico ayudan a fortalecer los músculos que sostienen y controlan la vejiga y el intestino, lo que significa que te ayudan a evitar los escapes de orina. Los ejercicios de Kegel en realidad pueden ayudar con una gran cantidad de otros síntomas de la menopausia, como verás a continuación.

Sequedad

El estrógeno fomenta el flujo sanguíneo en la región pélvica, estimulando la producción de líquido vaginal y ayudando a lubricar la vagina y mantenerla cómoda. Por lo tanto, cuando el estrógeno es bajo, se produce menos humectación y es posible que comiences a sentir ardor, picazón e irritación en lugares donde realmente no lo deseas.

> Solución: el primer paso para resolver la sequedad es encontrar un hidratante femenino con pH equilibrado que ayude con cualquier incomodidad inmediata. A largo plazo, sin embargo, es importante aumentar el flujo sanguíneo a las glándulas que producen esos fluidos naturales que mantienen la vagina húmeda. Los ejercicios de Kegel hacen justamente eso: como cualquier otro ejercicio, los Kegels hacen que tu sangre fluya, estimulando las glándulas a producir más líquido, y ayudando a mantener la sequedad y fricción al mínimo.

Adelgazamiento y pérdida de elasticidad

A medida que los niveles de estrógeno disminuyen, la piel, los músculos y los tejidos de todo el cuerpo adelgazan y pierden elasticidad, y tu área íntima no es una excepción. Sin estrógeno para mantener el colágeno y la grasa en nuestras células, el tejido vaginal se vuelve más delgado y los pliegues que le permiten estirarse durante el sexo y el parto se aplanan. Esto se llama atrofia vaginal, y puede aumentar la irritación y hacer que el sexo sea doloroso.

> Solución: este es otro síntoma en el que los Kegel pueden ayudar. El aumento del flujo sanguíneo a esos tejidos los mantiene sanos y flexibles, al tiempo que fomenta la curación de cualquier daño. Un buen dispositivo de Kegel puede guiarte a lo largo de cada rutina, garantizando que hagas los ejercicios correctamente y que cada contracción sea más efectiva, como un entrenador personal en el gimnasio).

Estrechamiento o acortamiento de la vagina

Junto con la pérdida de elasticidad, si no se estimulan los tejidos de la vagina, ésta puede volverse más pequeña y apretada, haciendo que mantener relaciones sexuales pueda resultar doloroso.

> Solución: ¡más sexo! Tanto el sexo como la masturbación son ejercicios para la vagina (sin mencionar el resto de su cuerpo), y como los ejercicios de Kegel, pueden aumentar el flujo sanguíneo, la lubricación, y estimular el tejido. Ya sea con tu pareja o porque disfrutes de un poco tiempo para ti, cualquier actividad sexual puede ayudar. Pero tener algo que te estire la vagina ayuda aún más a mantener la flexibilidad del tejido con el tiempo. Si sientes dolor durante las relaciones sexuales, comienza lento con estimulación externa y gradualmente trabaja hasta la inserción. Un masajeador personal es una excelente manera de recuperarse y siempre puedes usarlo junto con a tu pareja a medida que te sientas más cómoda.

Pérdida de sensibilidad

Además de un impulso sexual más bajo durante la menopausia, la disminución del estrógeno y del suministro de sangre a los genitales también pueden afectar al placer durante la estimulación. El clítoris también podría volverse menos sensible: algunos investigadores creen que esto se debe a los niveles más bajos de estrógeno combinados con cambios en el sistema nervioso y vascular.

> Solución: como la mayoría de las mujeres estarán de acuerdo y sin importar la edad, los juegos previos siempre son algo bueno. En la menopausia, esto es doblemente cierto, así que ábrete con tu pareja sobre lo que quieres y desees. Tómate tu tiempo y disfruta de la creación juntos, la intimidad es algo más que alcanzar un solo objetivo.

Aumento de infecciones

El estrógeno juega un papel clave para protegerte de las infecciones ayudando a tus células a mantener el pH de tu vagina ligeramente ácido. Este ambiente es el idóneo para que las bacterias buenas mantengan tu vagina saludable y a su vez evitar que se reproduzcan las bacterias y microbios malos. A medida que caen los estrógenos, es posible que notes infecciones urinarias y vaginales más frecuentes.

> Solución: para evitar la infección, es importante no utilizar ningún limpiador o lubricante que pueda alterar tu pH. Evita las duchas vaginales. Incluso el agua tiene un pH más alto que tu equilibrio vaginal natural, y los jabones o fragancias pueden irritar el tejido o incluso secarlo, y esto es lo último que deseas cuando tus niveles de estrógeno ya son de por sí.

No hay razón para vivir con dolor o incomodidad por los síntomas de la menopausia. Hablar con tu médico y comprometerte con un poco de autocuidado te ayudará a mantenerte sana y cómoda durante todos y cada uno de los cambios que experimentes. La menopausia es una parte natural de la vida de toda mujer y tiene el potencial de ser tan (¡o más!) maravillosa como cualquier otra etapa de tu vida.

 

Por favor ten en cuenta que los consejos ofrecidos por Intimina pueden no ser apropiados para tu caso en particular. Consulta siempre con tu médico si tienes preocupaciones específicas relacionadas con tu salud.

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