La vulva: características, trastornos y consejos imprescindibles para cuidarla

Salud femenina | | Brenda B. Lennox

A pesar de la importancia de la vulva en aspectos como el placer sexual, la reproducción, el parto y la protección de los órganos genitales internos, tendemos a descuidarla o a utilizar productos que la irritan y debilitan, al desconocer sus características y necesidades únicas. Por eso, en este artículo veremos cuáles son estas características y necesidades, los factores que atacan y debilitan nuestra salud vulvovaginal, sus trastornos y consejos básicos para prevenirlos.

Características de la vulva

La vulva está constituida por el monte de Venus o pubis, los labios mayores y menores, el clítoris y el vestíbulo vulvar o vaginal (parte más externa de la vagina), en el que desemboca la uretra y tras el que está la entrada de la vagina, en donde se halla el himen. En el tercio inferior de los labios menores se encuentran las glándulas vestibulares, las glándulas de Bartolino y varias glándulas vestibulares menores, que mantienen la humedad de la zona y la lubrican. A esta humedad y lubricación se suma la que proporciona el flujo vaginal, que además actúa como un antibiótico natural que la protege frente a infecciones.

La composición de la piel de la vulva (tejido, glándulas sebáceas y sudoríperas, y folículos) es similar al resto de la piel del cuerpo, aunque su pH oscila entre 4,5 y 5, a diferencia del pH general, que es más alto. Las cremas corporales suelen tener un pH de 7.5 a 8, demasiado alto para la zona vulvovaginal, por lo que pueden alterarlo, favoreciendo el desarrollo de microorganismos dañinos que pueden causar infecciones; de ahí que sea tan importante usar cremas con un pH específico para esta zona íntima. 

Por otro lado, la flora o microbiota del tracto reproductivo (microorganismos que viven en él, como los lactobacillus) crea un entorno equilibrado para que no se desarrollen microorganismos patógenos, al mantener la acidez del pH vaginal en su estado óptimo. Además, la flora cumple otras funciones tan importantes como formar una capa protectora en la mucosa vaginal frente a las agresiones de virus, hongos y bacterias externos, producir compuestos antimicrobianos (es decir, con efecto bactericida) y estimular nuestro sistema inmunológico, protegiéndonos de Infecciones de Transmisión Sexual, como la clamidia, la gonorrea o el Virus del Papiloma Humano.

Factores como las relaciones sexuales, el ciclo menstrual, el embarazo, la menopausia, hábitos poco saludables (como fumar), el uso de determinados productos (como cremas corporales, ropa sintética, salvaslip, etc.), trastornos de salud (como el estrés) o enfermedades (como la diabetes), la práctica de determinados deportes (como el spinning o el running, que suponen un roce continuo contra la zona vulvar) pueden romper el equilibrio de este delicado sistema provocando inflamación, irritación, sequedad, infecciones, endometriosis y problemas de fertilidad, entre otros trastornos.

Consejos para prevenir la sequedad y la irritación de tu vulva 

Protectores menstruales

Sustituye las compresas y tampones con productos irritantes (lejías, resinas o agentes aglutinantes) y elementos plásticos (que entran en contacto con la vulva) y bragas menstruales tratadas con sustancias biocidas o de materiales artificiales, por copas menstruales de materiales hipoalergénicos como las de INTIMINA, fabricadas con silicona de grado médico (es decir, la que se usa con fines médicos y quirúrgicos), un material no poroso que previene el crecimiento de bacterias y hongos, hipoalergénico (no provoca alergias), biocompatible (compatible con los tejidos corporales) e inocuo para el organismo, porque no desprende partículas tóxicas ni provoca que el cuerpo la rechace (por eso se utiliza incluso en dispositivos cardiacos como catéteres y marcapasos). 

Ropa interior

Usa bragas de algodón blanco 100% orgánico; este tejido (a diferencia de los sintéticos) facilita la absorción adecuada del sudor y flujo, impide el exceso de humedad y permite que la piel respire, evitando la proliferación de hongos y bacterias; además, se trata de un material hipoalergénico y muy suave, por lo que no provocará alergias, eccemas ni rozaduras. Ten especial cuidado con el detergente y suavizante que usas para lavar tu ropa interior, ya que puede provocarte alergias. Escoge jabones neutros, no agregues suavizante y enjuaga muy bien tu ropa interior tras lavarla.

Higiene

Evita los jacuzzis, los baños con agua muy caliente y las duchas vaginales, alteran el equilibrio de la flora vaginal y nos predisponen a sufrir infecciones y sequedad. No uses productos de higiene íntima como desodorantes, perfumes y polvos de talco, también alteran el pH vaginal y además pueden causar irritación y alergias. Tampoco utilices toallitas húmedas ni papel higiénico tintado (mejor el blanco) o con perfume.

Cremas humectantes vulvares

Las cremas humectantes vulvares son muy eficaces tanto para aliviar la sequedad, inflamación y picores de la vulva, como para prevenir su aparición, porque mantienen y equilibran la humedad y pH único de nuestra zona íntima y ayudan a la regeneración de sus tejidos. Es el caso de Balmy, una crema hidratante, humectante, protectora, calmante y regeneradora, específica para la vulva, clínica, ginecológica y dermatológicamente testada, hipoalergénica, libre de perfumes, sin gluten, vegana y no testada en animales, compatible con preservativos y con una textura fluida que no deja residuos en la ropa interior.

La composición de Balmy incluye ácido hialurónico (que alivia la sequedad vaginal, porque hidrata y regenera las mucosas, respetando la microflora vaginal y el pH íntimo), escualeno vegetal (molécula con propiedades antioxidantes y antibacterianas, que aumenta la producción de colágeno e hidrata y regenera la piel desde el interior) y aceites vegetales ricos en ácidos Omega 3 (que también reparan y regeneran la piel desde el interior, al contribuir a la reconstrucción de las células).

Esta combinación única alivia la sequedad de la vulva y los picores que aparecen en momentos puntuales (por el roce con la ropa interior, la depilación o las relaciones sexuales), la suaviza, hidrata y humecta (disminuyendo el riesgo de infecciones). Además, Balmy no causa dermatitis ni alergias porque es hipoalergénica y no contiene perfumes; ni tampoco altera en pH vaginal ni el equilibrio de su microflora, porque su pH es 4,5, así que puedes utilizarla varias veces al día, 

Tabaco

Deja de fumar, como explico en el reportaje Efectos del tabaco en la sexualidad femenina y el suelo pélvico, el tabaco causa graves problemas en nuestra salud íntima: aumenta el riesgo de sequedad vaginal y de atrofia genital, disminuye la libido, adelanta la llegada de la menopausia entre uno y cuatro años, reduce la fertilidad, duplica el riesgo de sufrir embarazos ectópicos (fuera del útero), incrementa el riesgo de aborto espontáneo, de parto prematuro y de dar a luz a un bebé muerto, y también provoca trastornos menstruales (como el retraso de la primera menstruación, reglas irregulares y amenorrea). 

Depilación genital

No te depiles el vello genital. El vello amortigua el impacto de golpes o fricciones sobre el pubis y los labios (como el roce de la ropa, las relaciones sexuales, la práctica de deporte) y actúa como una malla protectora frente a gérmenes y otras secreciones como, por ejemplo, la materia fecal y el sudor. Si te depilas el vello genital de manera integral, además de desproteger tu vagina frente a roces, hongos, virus y bacterias, también aumentas el riesgo de sufrir hidrosadenitis supurativa, vulvodinia, vaginitis, hipersensibilidad, prurito vulvar y dermatitis, entre otras afecciones que explicamos en este reportaje. En cuanto a los tintes vaginales, mira muy bien su composición, ya que muchos provocan irritaciones y alergias.

Estrés

Los niveles altos de estrés reducen los niveles de estrógenos y progesterona, hormonas femeninas vitales para nuestra salud, y aumentan el riesgo de trastornos como sequedad vaginal, infecciones, desarreglos menstruales, cefaleas, fatiga extrema, aumento de peso, alteraciones emocionales y menos deseo sexual, entre otros. 

Evita el estrés: aléjate de las personas y situaciones que te lo provoquen, recurre a la meditación y al control de la respiración en momentos en los que te invada, realiza actividades que fomenten tu creatividad, te hagan feliz y te proporcionen equilibrio mental y emocional (como el yoga o el taichí), mantén el contacto con los amigos y la naturaleza, y busca ayuda profesional si te supera o piensas que tienes un trastorno que afecte a tu salud mental, como la ansiedad y la depresión.

Edad

El descenso de los estrógenos, característico de la perimenopausia y la postmenopausia, afecta a la salud vulvovaginal, porque reduce la población de lactobacillus y aumenta el pH vaginal, favoreciendo la colonización por microorganismos dañinos como, por ejemplo, la Candida albicans. A esto se suma la queratinización y atrofia de la piel a las que se tiende en edades avanzadas, que dan lugar a una piel menos elástica y que se agrieta con facilidad. 

Para compensar la deficiencia de estrógenos, no son recomendables las terapias de reemplazo hormonal, porque desequilibran la flora vaginal, presentan muchas contraindicaciones (como dolor de cabeza, vómitos, hemorragias, edemas, dolor abdominal intenso, depresión severa) y aumentan el riesgo de sufrir cáncer de endometrio, enfermedades en la vesícula biliar e ictus (primera causa de muerte femenina). Antes de aceptar este tipo de tratamiento, habla con tu médico sobre alternativas menos perjudiciales, utiliza cremas específicas para tu zona íntima y sigue los consejos generales sobre cómo protegerla.

Acude al médico

Como hemos visto, la vulva puede sufrir dermatitis y otras afecciones que causan irritaciones y picor debido a sus características únicas (como el calor y la humedad), factores como el uso de ropa ajustada, jabones irritantes o protectores menstruales (que pueden provocar alergias o crear un microclima que favorezca la proliferación de hongos y bacterias) y hábitos perniciosos (como fumar o depilarse íntegramente). Además, la sequedad y los picores pueden ser un síntoma de una enfermedad que debe ser tratada para que no avance.

Sin embargo, muchas mujeres no acuden al médico por vergüenza y se automedican, corriendo el riesgo de sufrir trastornos más graves. Los trastornos más habituales que causan picores y sequedad en la vulva, y que requieren tratamiento médico especializado son las vulvovaginitis, la dermatitis vulvar y la vulvodinia.

Vulvovaginitis 

La vulvovaginitis es la inflamación del tracto genital femenino (vulva y/o vagina), que presenta síntomas como secreción de flujo maloliente o con un color inusual, incomodidad o ardor al orinar, picazón, ardor, dolor, enrojecimiento e hinchazón de la vulva y/o vagina. 

El 90% de las vulvovaginitis son de origen infeccioso, debido a un desequilibrio en la microbiota vaginal o flora vaginal, que la predispone a infecciones vaginales (vaginosis) por la proliferación de hongos, bacterias y levaduras que ya habitan en ella (como el Candida albicans o la Gardnerella vaginalis) o que vienen del exterior (como la clamidia); el porcentaje restante es causado por enfermedades subyacentes y por el uso de productos irritantes. 

Es un problema ginecológico tan común que, según las estadísticas, todas las mujeres lo sufriremos, como mínimo, una vez en la vida. Si experimentas estos síntomas, ve al médico para que te examine y dé con el origen de la infección (ITS, bacteria, hongos, levadura, etc.). Si no lo haces o te automedicas, esta avanzará, provocándote trastornos muy graves.

Dermatitis vulvar

En los últimos años, ha aumentado el número de mujeres que sufren dermatitis vulvar, una afección caracterizada por enrojecimiento, picor, ardor y (en algunos casos) dolor en la vulva y los pliegues de la abertura de la vagina, debido al uso de productos de higiene íntima (como desodorantes y polvos de talco), compresas, tampones y protegeslips (con productos irritantes o elementos plásticos que están en contacto directo con la vulva), bragas menstruales tratadas con sustancias biocidas (antibióticas) y determinados hábitos como la depilación genital integral.

Hay dos tipos de dermatitis vulvar, la dermatitis irritativa por contacto (DCI) y la dermatitis alérgica de contacto (DAC):

  • Dermatitis irritativa por contacto. Los síntomas aparecen tras la exposición continuada a productos irritantes débiles; es decir, tras un tiempo usándolos.
  • Dermatitis alérgica por contacto. Los síntomas aparecen de manera inmediata tras exponer la vulva a un irritante determinado, son muy intensos, y pueden sumarse otros como hinchazón y enrojecimiento de la zona y fisuras en la piel.

Por otro lado, la vaginitis alérgica es un proceso inflamatorio de la mucosa vaginal causado por el uso de productos irritantes y cuyos síntomas son un aumento en la secreción vaginal, picores, hinchazón y grietas en la zona vulvar y vaginal.

Si sientes alguno de los síntomas, analiza si los productos que utilizas pueden ser irritantes y observa si han aparecido de manera repentina tras usar alguno, deja de utilizarlo inmediatamente y consulta con tu médico para que te prescriba el tratamiento adecuado.

Vulvodinia

La vulvodinia es una molestia crónica que se caracteriza por un dolor o ardor intenso en la totalidad de la vulva o en una parte de ella que dura más de tres meses, y que convierte actividades cotidianas como sentarse, caminar, orinar, usar una copa menstrual o mantener relaciones sexuales en algo insufrible. 

Aunque el síntoma más frecuente es el dolor, este puede ser experimentado como ardor intenso o quemazón (como si la vulva hirviera). Además, los síntomas pueden incluir inflamación de la vulva, sensación pulsátil (como si latiera) y/o dispareunia, es decir, dolor durante la penetración, que pueden ser difusos o focales, profundos o superficiales y con una intensidad que varía de moderada a intensa. 

Esa dificultad al describir los síntomas provoca que suelan confundirse con los de una infección urinaria o una vaginal, y se prescriban tratamientos erróneos que en vez de disminuir los síntomas, los agravan. De hecho, según un estudio de la Universidad de Harvard (Estados Unidos), el 40% de los casos se queda sin diagnóstico a pesar de haber acudido al médico, y el 60% restante suele recibir siete diagnósticos incorrectos antes de dar con la causa. 

Si quieres saber más sobre la vulvodinia, en este reportaje encontrarás más información sobre este trastorno. No lo dejes pasar, los síntomas se agravan con el paso del tiempo y pueden dar lugar a otras disfunciones como la vaginitis. 

Insisto: consulta con tu médico si experimentas algún síntoma como irritación vaginal, dolor o molestias durante la penetración (incluyendo cuando te introduces tampones o copas menstruales), un flujo vaginal anormal o cualquier otro que indique que algo va mal, ya que hay otros trastornos diferentes de los anteriores que causan síntomas similares.

No lo dejes pasar, en la mayoría de los casos el tratamiento es sencillo y efectivo; por el contrario, si no tratas tus síntomas, estos pueden agravarse, así como el trastorno que los provoca (diabetes, cáncer, infección urinaria, etc.). 

Tampoco te automediques; muchas afecciones tienen síntomas similares y una medicación errónea puede agravar los síntomas. Por ejemplo, seguro que has visto anuncios de medicamentos de venta libre (sin receta) para tratar la candidiasis, al ser la más común de las vaginitis. Esta infección, causada por un hongo, tiene síntomas similares (irritación de la vulva, picores, grietas en su delicada piel, flujo anormal…) a los provocados por otros microorganismos como bacterias o virus, pero su tratamiento es diferente.

Resumiendo: utiliza cremas humectantes específicas para tu zona íntima, sigue los consejos básicos para prevenir trastornos y acude al médico si sufres síntomas preocupantes. Cuida tu salud vulvovaginal.

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