Ventajas de la copa menstrual durante la perimenopausia

Menopausia | | Brenda B. Lennox

Una de las dudas más habituales sobre los protectores menstruales es si compensa cambiarse a las copas menstruales en la etapa previa a la menopausia. Compensa, sin duda. Durante los años que dura la perimenopausia, nuestro ciclo menstrual y características de la regla cambian en relación con los anteriores y oscilan cada mes; además, somos más propensas a sufrir trastornos como sequedad vaginal, dermatitis vulvar o infecciones vaginales y urinarias, por lo que las copas menstruales son más saludables que las compresas, tampones y bragas menstruales, porque reducen el riesgo de sufrir estos trastornos, nos permiten observar nuestro flujo menstrual para detectar anomalías y podemos usarlas durante 8 horas sea cual sea el volumen de nuestra regla.

La montaña rusa hormonal

La perimenopausia es, como su nombre indica («peri» significa «alrededor») la etapa previa a la menopausia o cese definitivo de la menstruación (aproximadamente a los 50/55 años). Esta etapa, que puede comenzar a los 40 años, se caracteriza por oscilaciones hormonales que afectan a todo nuestro organismo y provocan desarreglos menstruales y síntomas tan dispares como sofocos, aumento de peso, infecciones urinarias, sequedad vaginal y cambios de humor que nos dejan para el arrastre.

El «culpable» de esta montaña rusa es el estrógeno, principal hormona sexual femenina que cumple funciones tan importantes como preparar nuestro aparato genital para la ovulación y la fecundación, intervenir en el metabolismo de las grasas y el colesterol, disminuir la tensión arterial, participar en la producción de colágeno y pigmentación de la piel, distribuir la grasa corporal, proteger los huesos, el cerebro y el corazón, y estimular nuestro deseo sexual.

Síntomas habituales durante la perimenopausia

Ciclo menstrual

  • Ciclos menstruales frecuentes alternados con amenorrea o ausencia de regla (en periodos inferiores a seis meses).
  • Ciclos menstruales más largos o breves de lo habitual.
  • Ciclos menstruales sin ovulación.
  • Flujo menstrual muy abundante o muy ligero (hipomenorrea).
  • Disminución de la frecuencia de los periodos menstruales hasta su cese definitivo por la llegada de la menopausia. 
  • Cambios en el moco cervical.

Otros síntomas:

  • Dolor en los pechos.
  • Dispareunia o dolor durante las relaciones sexuales.
  • Vulvodinia o dolor vulvar.
  • Síndrome de Mittelschmerz o dolor intermenstrual más intenso.
  • Vaginitis.
  • Sequedad vaginal.
  • Debilidad del suelo pélvico o excesiva rigidez (hipertonía).
  • Incontinencia urinaria.
  • Aumento de peso.
  • Hipercolesterol.
  • Sofocos.
  • Fatiga.
  • Insomnio.
  • Cambios en la libido y en la atracción sexual.
  • Oscilaciones en el estado de ánimo (irritabilidad, tristeza).
  • Depresión.

Infecciones vaginales y copa menstrual

Las infecciones vaginales son muy habituales durante la perimenopausia. La causa principal de este trastorno, cuyos síntomas principales son irritación o picazón en los genitales, inflamación de la vulva, flujo anormal, dolor vaginal penetrante, incomodidad o ardor al orinar y dolor o irritación durante la relación sexual (dispareunia), es la alteración del equilibrio de la flora vaginal, cuya función es la de regular el pH vaginal y con ello la presencia de bacterias y otros microorganismos en su epitelio. 

Cuando hay un desequilibrio en la flora vaginal, estamos más expuestas a infecciones por hongos que nos colonizan (como el Candida albicans), por la proliferación de bacterias que ya forman parte de este delicado sistema (como la Gardnerella vaginalis) y por Infecciones de Transmisión Sexual (como la clamidia, la gonorrea y el virus del papiloma humano).

Los factores del desequilibrio del pH vaginal son diversos e incluyen el sobrepeso y la obesidad, un sistema inmunológico debilitado, la diabetes, las fluctuaciones hormonales y el uso de tampones y compresas. ¿Por qué el uso de este tipo de protectores menstruales? Muchos microorganismos que causan infecciones vaginales prosperan en ambientes cálidos, húmedos y oscuros, y las compresas y los tampones dificultan que el calor y la humedad de la zona se liberen, especialmente en verano, de ahí que haya que cambiarlos máximo cada 4 horas para evitar que los hongos y las bacterias proliferen.

Por lo tanto, durante la perimenopausia, el equilibrio de la flora puede verse alterado por las fluctuaciones en los niveles de estrógenos; si a esto le sumamos otros factores como el uso de compresas o tampones, el riesgo aumenta exponencialmente. 

Si usas una copa menstrual de INTIMINA desaparece este riesgo añadido, porque están fabricadas con silicona de grado médico, un material no poroso que previene el crecimiento de bacterias, eliminando toda posibilidad de infección siempre y cuando se usen adecuadamente y con la mayor higiene. Además, al estar en nuestro interior, no aumentan la temperatura y humedad vaginal y vulvar, por lo que no provocan la proliferación de hongos.

Infecciones urinarias y copa menstrual

Las infecciones urinarias suelen aparecer cuando las bacterias (principalmente la Escherichia coli) acceden a las vías urinarias a través de la uretra y proliferan, provocando síntomas como sensación de ardor al orinar, necesidad imperiosa y constante de orinar, orinar pequeñas cantidades con frecuencia, orina atípica (turbia, rojiza, con fuerte olor) y dolor pélvico. 

Las mujeres somos más propensas a contraer una infección urinaria que los hombres debido a la corta distancia existente entre la uretra y el ano, y entre el orificio uretral y la vejiga. A esto se suman los cambios hormonales y las bajadas de estrógenos característicos de algunas etapas de nuestra vida como el embarazo, la perimenopausia y la postmenopausia. Además, el uso de sustancias irritantes como espermicidas, productos de higiene íntima (jabones, desodorantes…) y compresas perfumadas aumentan el riesgo.

Por lo tanto, y al igual que las infecciones vaginales, usar copas menstruales de silicona de grado médico reduce el riesgo de contraer infecciones de orina, porque este material, además de prevenir la proliferación de bacterias, no produce irritación, porque es hipoalergénico (es decir, no provoca alergias); de hecho, es un material biocompatible (compatible con los tejidos corporales) e inocuo para el organismo, porque no desprende partículas tóxicas ni provoca que el cuerpo la rechace, por eso se utiliza incluso en dispositivos cardiacos como catéteres y marcapasos. 

Alergias y copa menstrual

No es de extrañar que en los últimos años haya aumentado el número de mujeres que sufren dermatitis vulvar, una afección caracterizada por picores, ardores y (en algunos casos) dolor vulvar y/o vaginal. En este incremento tienen mucho peso los productos de higiene íntima como desodorantes y polvos de talco, las compresas, tampones y protegeslips con productos irritantes (lejías, resinas o agentes aglutinantes) y elementos plásticos que están en contacto directo con la vulva, las bragas menstruales tratadas con sustancias biocidas (antibióticas) y determinados hábitos como la depilación genital.

También han aumentado los casos de vaginitis alérgica o vaginitis no infecciosa, un proceso inflamatorio de la mucosa vaginal que, por lo general, suele implicar un aumento en la secreción vaginal y picores, causado por una reacción alérgica a esos mismos productos irritantes.

Como os contamos en este reportaje sobre los riesgos para la salud y el medio ambiente de algunos productos menstruales, juguetes sexuales y ejercitadores del suelo pélvico, determinados materiales empleados en el proceso de fabricación de algunas compresas y tampones como perfumes, lejías, resinas o agentes aglutinantes pueden resultar tóxicos o perjudiciales para nuestro organismo y causar infecciones, alergias, microerosiones y afecciones como la dermatitis irritativa de contacto y la vaginitis alérgica, por lo que es recomendable usar copas menstruales de silicona médica, ya que son hipoalergénicas.

Sequedad vaginal y copa menstrual

La vaginitis hormonal es un trastorno cuyos síntomas son vagina seca, ardor o dolor al orinar, descarga vaginal escasa sin olor, sangrado leve tras las relaciones sexuales y relaciones sexuales dolorosas. Su origen es el adelgazamiento del tejido vaginal y una disminución en la lubricación causado, principalmente, por la disminución de los niveles de estrógenos, encargados de mantener los tejidos de la vagina lubricados y funcionales; aunque también pueden provocarlo otros factores como el ejercicio riguroso (causante de la hipertonía pélvica), tratamientos para el cáncer de mama o la endometriosis.

Este trastorno puede agravarse por el uso de tampones, ya que al absorber todo el flujo (no solo el menstrual), provocan microerosiones, que además de secar las paredes vaginales, aumentan la posibilidad de contraer una infección. Dos inconvenientes que no tienen las copas menstruales de silicona médica, porque no absorben el flujo, sino que lo recogen en nuestro interior.

Desarreglos menstruales y copa menstrual

Durante la perimenopausia, los ciclos menstruales y el flujo menstrual varían en relación con los años anteriores: ciclos menstruales en los que baja la regla alternados con otros en los que no, ciclos menstruales largos a los que siguen otros cortos, flujo menstrual muy abundante o ligero…

Estas irregularidades son uno de los principales motivos por los que las copas menstruales son más recomendables que otros protectores menstruales. Por un lado, los cambios en la intensidad del flujo menstrual nos ponen difícil saber qué compresa o tampón es el que debemos usar, porque no sabemos a ciencia cierta qué tipo de absorción vamos a necesitar. Puede que creas que las compresas o tampones con gran capacidad de absorción te servirán en todos los casos, pero es un gran error. Las compresas con mayor absorción de la que necesitas absorberán tanto tu regla como tu flujo cervical, resecando tu vulva; y los tampones con mayor absorción de la necesaria pueden provocarte el síndrome del shock tóxico (SST). Por otro lado, sea cual sea la capacidad de absorción de ambos tipos de protector, el tiempo máximo que puedes llevarlos es de 4 horas, para prevenir las infecciones vaginales y (en el caso del tampón) el SST.

Por el contrario, las copas menstruales no presentan ninguno de estos problemas: puedes usar la copa menstrual de mayor capacidad con independencia del volumen o cantidad de regla que tengas y, además, puedes llevarla durante 8 horas seguidas. Esto no solo te evita trastornos de salud, también es más cómodo y económico. 

  • Cómodo porque no necesitas preocuparte por los cambios en la cantidad de flujo menstrual y porque puedes llevar la copa contigo, metida en un estuche, por si se te adelanta ese mes. 
  • Económico, porque su vida útil es de 10 años y solo necesitas una copa menstrual para todo el periodo. Una vez que se te llene de flujo menstrual o hayan pasado las 8 horas, solo tienes que quitártela, vaciarla, lavarla (no hace falta que la hiervas, es antibacteriana) y volver a ponértela; y cuando termine tu periodo mensual, limpiarla y conservarla hasta el siguiente, tal y como te explicamos en este artículo.

Conocer tu ciclo menstrual

Es muy importante conocer nuestro ciclo menstrual para advertir cualquier variación que no sea fruto de la perimenopausia, sino un síntoma de un trastorno, como, por ejemplo, un sangrado muy abundante, una regla con un olor desagradable o con un color o consistencia inusual… 

La manera más sencilla y efectiva de conocer tu ciclo menstrual y advertir cualquier cambio es llevar un diario en el que apuntes su regularidad y peculiaridades, incluyendo el volumen y características de tu regla: ¿Cuánto dura tu ciclo menstrual?, ¿y tu menstruación? ¿Cómo es tu regla (olor, color, cantidad, consistencia, etc.)? ¿Viene acompañada de otros síntomas como dolor, picor o cambios fuertes de ánimo? 

La copa menstrual te permite medir el volumen y características de la regla con mayor precisión, por varios motivos: cuando el flujo menstrual entra en contacto con el aire y los componentes de los protectores menstruales (perfumes, resinas, agentes aglutinantes, celulosa, algodón, tejido, etc.), su olor se intensifica y su color cambia. Por el contrario, una copa menstrual retiene la regla en nuestro interior y su material no altera ni su color ni su olor. Además, es mucho más sencillo medir la cantidad, bien porque conoces la medida de cada copa, bien porque es posible extraer el flujo y medirlo aparte. 

Cuida al planeta

Por último (pero no menos importante), las copas menstruales son más ecológicas. Uno de los motivos por los que las mujeres dejamos de usar compresas y tampones es la preocupación por el medioambiente, ya que podemos llegar a generar a lo largo de nuestra vida unos 228 kg de basura que acaba en vertederos o en la naturaleza, en la que se mantiene como contaminante durante decenas de años (entre 300 y 500 años, dependiendo de la materia utilizada); sin olvidar el coste medioambiental que implica su fabricación con materiales como algodón (pesticidas y fertilizantes químicos), papel (deforestación) y productos tóxicos como las dioxinas (letal para animales pequeños).

Las bragas menstruales podrían ser una opción ecológica si no fuese porque, según la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), la producción textil es la segunda industria más contaminante del mundo, solo por detrás del petróleo, debido al proceso de producción y a los residuos que genera.

Todos los tejidos liberan microfibras, ya sean orgánicas (como el algodón, la lana o el cáñamo) o sintéticas (como el poliéster y el acrílico). El problema es que el tejido sintético, producto de la industria petroquímica, es esencialmente plástico. Cuando lavamos las bragas menstruales fabricadas con estos materiales, se liberan microfibras tóxicas que acaban en las vías fluviales y en los océanos, contaminando los ecosistemas y luego regresan al ser humano a través de lo que bebemos y lo que comemos. 

Puede que te parezca una exageración, pero no lo es: las microfibras son el principal contaminante plástico de las cuencas fluviales (por lo tanto, se encuentran en el agua del grifo) y los océanos. A su composición se suma que tienen la capacidad de absorber los tóxicos del agua y cuando son ingeridas por los animales y el plancton, no solo alteran su organismo (causándoles infertilidad, inflamación y cáncer), también pasan al nuestro cuando bebemos el agua o comemos peces o marisco, y se acumulan en nuestros tejidos y órganos (pulmones, hígado, bazo y riñones). 

Además, cuando acaba la vida útil de la ropa fabricada con materiales sintéticos, estos no se degradan; si acaban en la naturaleza, siguen filtrando su contenido tóxico en la tierra y las aguas fluviales, y si terminan en un vertedero, su incineración desprende tóxicos a la atmósfera.

Sin embargo, las copas menstruales fabricadas con silicona médica no presentan estos riesgos para el medio ambiente, porque es un material inerte, es decir, no desprende toxinas ni ninguna otra sustancia, ni tampoco se descompone en plásticos, así que no desprenden ningún microplástico ni sustancia nociva cuando las lavas. En cuanto al fin de su vida útil, su incineración no genera humo tóxico; y si por algún motivo termina en la naturaleza, se descompondrá lentamente sin afectar al medio ambiente, porque la silicona está compuesta de silicio. Eso sí, como no es biodegradable y su destrucción natural es muy lenta, es mejor que te deshagas de ella en contenedores especiales.

Nunca es tarde para proteger tu salud y cuidar el medioambiente, ¿no te parece? 

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